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ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

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demasiados, y de todas formas <strong>los</strong> hermanos ya no estaban todos de acuerdo. Pronto se encontraron<br />

ante el tronco hendido de Guerrero y vieron el rostro embotado y carcomido por la enfermedad del<br />

padre Esteváo, apenas visible en las sombras.<br />

−Ábrete y deja salir a mi hijo −pidió Ender.<br />

La abertura en el árbol se ensanchó. Ender extendió la mano y sacó el cuerpo del padre Esteváo.<br />

Pesaba tan poco que Ender pensó por un momento que salía por su propio pie, que estaba<br />

caminando. Pero no era así. Ender lo tendió en el suelo ante el árbol.<br />

Un hermano marcó un ritmo en el tronco de Guerrero.<br />

−Debe pertenecerte realmente, Portavoz de <strong>los</strong> Muertos, porque está muerto. El Espíritu Santo lo ha<br />

consumido en su segundo bautismo.<br />

−Rompiste un juramento −acusó Ender−. Traicionaste la palabra de <strong>los</strong> padres−árbol.<br />

−Nadie le tocó un pelo de la cabeza.<br />

−¿Crees que engañas a alguien con tus mentiras? Todo el mundo sabe que no dar su medicina a un<br />

hombre moribundo es un acto de violencia igual que si le apuñalaras el corazón. Eso de allí es su<br />

medicina. Podríais habérsela dado en cualquier momento.<br />

−Fue Guerrero −se justificó uno de <strong>los</strong> hermanos presentes.<br />

Ender se volvió a <strong>los</strong> hermanos.<br />

−Vosotros ayudasteis a Guerrero. No creáis que podéis echarle la culpa a él solo. Ojalá ninguno de<br />

vosotros pase a la tercera vida. Y en cuanto a ti, Guerrero, ojalá que ninguna madre repte sobre tu<br />

corteza.<br />

−Ningún humano puede decidir esas cosas −observó Guerrero.<br />

−Tú mismo lo decidiste cuando pensaste que podías cometer un asesinato para ganar tu discusión<br />

−declaró Ender−. Y vosotros, hermanos, lo decidisteis cuando no le detuvisteis.<br />

−¡No eres nuestro juez! −gritó uno de <strong>los</strong> hermanos.<br />

−Sí lo soy. Y lo es cada habitante de Lusitania, humano y padre−árbol, hermano y esposa.<br />

Llevaron al coche el cadáver de Quim, y Jakt, Ouanda y Ender se marcharon con él. Lars y Varsam<br />

cogieron el vehículo que había usado Quim. Ender se entretuvo unos minutos para comunicarle a<br />

Jane un mensaje, a fin de que se lo transmitiera a Miro. No había ningún motivo para que Novinha<br />

esperara tres días a oír que su hijo había muerto en manos de <strong>los</strong> pequeninos. También estaba claro<br />

que no querría oírlo de boca de Ender. Si el Portavoz tendría una esposa cuando regresara a la<br />

colina, era algo que estaba más allá de su conocimiento. Lo único seguro era que Novinha no<br />

tendría a su hijo Esteváo.<br />

−¿Hablarás por él? −preguntó Jakt mientras el coche volaba sobre el capim.

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