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ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

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Valentine, tú irás la última, ¿de acuerdo?<br />

−¿Podemos bajar de pie? −preguntó Miro,obviamente, la cuestión importaba.<br />

−Sí. Por eso eligió esta entrada.<br />

Se cogieron de la mano: Plikt de la de Ender, Miro entre las dos mujeres. Ender <strong>los</strong> guió unos pocos<br />

pasos hacia el túnel. Estaba inclinado, y la completa negrura que <strong>los</strong> aguardaba resultaba aterradora.<br />

Pero Ender se detuvo antes de que la oscuridad fuera absoluta.<br />

−¿A qué estamos esperando? −preguntó Valentine.<br />

−A nuestro guía.<br />

En ese momento, el guía llegó. En la oscuridad, Valentine apenas distinguió el brazo de junco negro<br />

dotado de un solo dedo y pulgar cuando agarró la mano de Ender. Inmediatamente, Ender se agarró<br />

al dedo de la mano izquierda. El pulgar negro parecía una pinza sobre su cabeza. Siguiendo el<br />

brazo, Valentine intentó ver el insector al que pertenecía. Sin embargo, sólo distinguió una sombra<br />

del tamaño de un niño, y quizás un leve brillo reflejado en un caparazón.<br />

Su imaginación proporcionó lo que faltaba, y contra su voluntad, se estremeció.<br />

Miro murmuró algo en portugués. También él estaba afectado por la presencia del insector. Plikt,<br />

sin embargo, continuó en silencio y Valentine no sabía si temblaba o si permanecía completamente<br />

impertérrita. Entonces Miro dio un tembloroso paso hacia delante, tirando de la mano de Valentine<br />

y guiándola hacia la oscuridad.<br />

Ender sabía lo dificultoso que sería este pasadizo para <strong>los</strong> demás. Hasta ahora, sólo Novinha, Ela y<br />

él mismo habían visitado a la reina colmena, y Novinha únicamente lo había hecho en una ocasión.<br />

La oscuridad, moverse interminablemente hacia abajo sin la ayuda de <strong>los</strong> ojos, sabiendo a partir de<br />

pequeños sonidos que había vida y movimiento, invisibles pero cercanos, era demasiado enervante.<br />

−¿Podemos hablar? −preguntó Valentine. Su voz sonó muy débil.<br />

−Es una buena idea −asintió Ender−. No <strong>los</strong> molestarás. No hacen mucho caso al sonido.<br />

Miro dijo algo. Sin poder ver cómo movía <strong>los</strong> labios, Ender no consiguió entenderlo.<br />

−¿Qué? −preguntó.<br />

−Los dos queremos saber si está muy lejos −intervino Valentine.<br />

−No lo sé −respondió Ender−. Está por aquí, y ella podría hallarse en cualquier parte. Hay docenas<br />

de criaderos. Pero no os preocupéis. Estoy seguro de que podría encontrar la salida.<br />

−Y yo −dijo Valentine−. Con una linterna, al menos.<br />

−Nada de luces. La puesta de huevos requiere luz solar, pero después de eso la luz retarda el<br />

desarrollo de <strong>los</strong> huevos. Y en una etapa puede matar a las larvas.

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