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ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

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pero ahora ni siquiera lo estaba intentando.<br />

Hasta que terminaron de explicárselo todo, no comprendió Ender cuánto auitocontrol había<br />

mostrado Plantador para permanecer en la silla hasta que acabaron. En el momento en que le<br />

dijeron que aquello era todo, saltó de la silla y empezó a correr, no, a huir por la habitación,<br />

tocándolo todo. No golpeaba, no descargaba su violencia como podría haber hecho un humano,<br />

golpeando unas cosas, volcando otras. Más bien frotaba todo lo que encontraba, palpando las<br />

texturas. Ender permaneció de pie, queriendo extenderle <strong>los</strong> brazos, ofrecer algún consuelo, pues<br />

sabía suficiente de la conducta pequenina para reconocer esta reacción como una especie de<br />

conducta aberrante que sólo’podía significar una gran desazón.<br />

Plantador corrió hasta quedar exhausto, y entonces continuó dando vueltas como borracho por la<br />

habitación hasta que por fin chocó con Ender y lo rodeó con sus brazos, agarrándose a él. Por un<br />

momento, Ender pensó en devolverle el abrazo, pero entonces recordó que Plantador no era<br />

humano. Un abrazo no requería otro. Plantador se agarraba a él como se habría agarrado a un árbol.<br />

Buscando el apoyo de un tronco. Un lugar a salvo al que aferrarse hasta que pasara el peligro. Si<br />

Ender le respondía como a un humano y le devolvía el abrazo, el consuelo menguaría. Tenía que<br />

responderle como un árbol. Por tanto, permaneció quieto y esperó. Esperó y permaneció quieto.<br />

Hasta que por fin cesaron <strong>los</strong> temblores.<br />

Cuando Plantador se separó de él, <strong>los</strong> dos estaban cubiertos de sudor. "Supongo que tengo un límite<br />

como árbol −pensó Ender−. ¿O transmiten humedad <strong>los</strong> padres y <strong>los</strong> hermanos−árbol a <strong>los</strong><br />

hermanitos que se agarran a el<strong>los</strong>?"<br />

−Esto es sorprendente −susurró Plantador.<br />

Las palabras fueron tan absurdamente suaves, comparadas con la escena que acababa de suceder<br />

ante el<strong>los</strong>, que Ender no pudo evitar echarse a reír en voz alta.<br />

−Sí −dijo−. Imagino que lo es.<br />

−Para el<strong>los</strong> no es gracioso −intervino Ela.<br />

−Ya lo sabe −replicó Valentine.<br />

−Entonces no debe reírse. No puedes reírte cuando Plantador siente tanto dolor−dijo Ela, y se echó<br />

a llorar.<br />

Valentine le puso una mano en el hombro.<br />

−Él se ríe, tú lloras. Plantador echa a correr y escala árboles. Qué extraños animales somos todos.<br />

−Todo viene de la descolada −jadeó Plantador−. La tercera vida, el árbol−madre, <strong>los</strong> padres−árbol.<br />

Tal vez incluso nuestras mentes. Tal vez sólo éramos ratas de árbol cuando vino la descolada y nos<br />

convirtió en falsos raman...<br />

−Raman verdaderos −puntualizó Valentine.<br />

−No sabemos si es verdad −intervino Ela−. Es sólo una hipótesis.

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