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ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

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VAR<strong>EL</strong>SE<br />

− ¿Cómo podéis hablar directamente a la mente de Ender?<br />

− Ahora que sabemos dónde está, resulta tan natural como comer.<br />

− ¿Cómo lo encontrasteis? Nunca he oído hablar a la mente de nadie que no haya pasado a la<br />

tercera vida.<br />

− Lo encontramos a través de <strong>los</strong> ansibles y <strong>los</strong> aparatos electrónicos conectados a el<strong>los</strong>. Lo<br />

encontramos cuando su cuerpo estaba en el espacio. Para alcanzar su mente, tuvimos que alcanzar<br />

el caos y formar un puente.<br />

− ¿Puente?<br />

− Una unidad transicional, que en parte parecía su mente y en parte la nuestra.<br />

− Si pudisteis alcanzar su mente, ¿por qué no impedisteis que os destruyera?<br />

− El cerebro humano es muy extraño. Antes de que pudiéramos encontrar sentido a lo que<br />

hallamos allí, antes de que pudiéramos aprender cómo hablar a ese espacio retorcido, todas mis<br />

hermanos y madres desaparecieron. Continuamos estudiando su mente durante todos <strong>los</strong> años que<br />

esperamos, en forma de crisálida, hasta que él nos encontró: cuando vino, entonces pudimos<br />

hablarle directamente.<br />

− ¿Qué pasó con el puente que formasteis?<br />

− Nunca hemos pensado en ello. Probablemente todavía esté en alguna parte.<br />

El nuevo cultivo de patatas se moría. Ender vio <strong>los</strong> círcu<strong>los</strong> marrones en las hojas, las plantas caídas<br />

allí donde <strong>los</strong> tal<strong>los</strong> se habían vuelto tan quebradizos que la más leve brisa <strong>los</strong> curvaba hasta que se<br />

rompían. Esa mañana todas estaban sanos. La llegada de la enfermedad fue tan repentina, su efecto

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