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ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

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lavados desaparecían.<br />

−Estudiaban a <strong>los</strong> agraciados −dijo−. Intentaban encontrar una causa biológica para nuestros ritos<br />

de purificación.<br />

La idea resultaba tan ofensiva que apenas logró pronunciar las palabras.<br />

−Sí −dijo su padre−. Y <strong>los</strong> retiraron.<br />

−Creo que tuvieron suerte de poder escapar con vida. Si el pueblo oyera ese sacrilegio...<br />

−Eso fue al principio de nuestra historia, Qing−jao. Todavía no se sabía que <strong>los</strong> agraciados<br />

estaban..., comulgando con <strong>los</strong> dioses. ¿Y qué hay del padre de Keikoa? ¿No estaba investigando el<br />

DOC? Buscaba cambios genéticos. Y <strong>los</strong> encontró. Una alteración específica y hereditaria en <strong>los</strong><br />

genes de determinadas personas. Tenía que estar presente en <strong>los</strong> genes de uno de <strong>los</strong> padres, y no<br />

ser anulada por un gen dominante del otro. Cuando se daba en ambos progenitores, era muy fuerte.<br />

Ahora piensa que la razón por la que lo obligaron a marcharse fue que cada una de las personas que<br />

poseía este gen de ambos padres era una agraciado, y ninguno de <strong>los</strong> agraciados que estudió en su<br />

muestreo carecía de al menos una copia del gen.<br />

Qing−jao comprendió de inmediato el posible significado de aquello, pero lo rechazó.<br />

−Eso es mentira −protestó−. Es para hacernos dudar de <strong>los</strong> dioses.<br />

−Qing−jao, sé cómo te sientes. Cuando me di cuenta de lo que me estaba diciendo Keikoa, grité<br />

desde el fondo de mi corazón. Pensé que gritaba de desesperación. Pero entonces advertí que mi<br />

grito era también un grito de liberación.<br />

−No te comprendo −murmuró ella, aterrada.<br />

−Sí me comprendes, o no tendrías miedo. Qing−jao, esas personas se vieron obligadas a marcharse<br />

porque alguien no quería que descubrieran lo que estuvieron a punto de descubrir. Por tanto,<br />

quienquiera que <strong>los</strong> envió debía saber también lo que podrían encontrar. Sólo el Congreso, o<br />

alguien dentro del Congreso, de todas formas, tenía el poder para exiliar a esos científicos y sus<br />

familias. ¿Qué era, para tener que quedar oculto? Era que nosotros, <strong>los</strong> agraciados, no oímos a <strong>los</strong><br />

dioses. Tenemos una alteración genética. Nos han creado como a una especie separada de ser<br />

humano, y sin embargo esa verdad nos ha sido ocultada. Qing−jao, el Congreso<br />

sabe que <strong>los</strong> dioses nos hablan..., para el<strong>los</strong> no es ningún secreto, aunque pretenden ignorarlo.<br />

Alguien en el Congreso lo sabe, y nos permite seguir haciendo estas cosas humillantes y terribles...<br />

y el único motivo que se me ocurre es que lo hacen para mantenernos bajo control, para<br />

mantenernos débiles. Creo, y Keikoa también es de mi parecer, que no es ninguna coincidencia que<br />

<strong>los</strong> agraciados sean <strong>los</strong> ciudadanos más inteligentes de Sendero. Fuimos creados como una nueva<br />

subespecie de la humanidad con un nivel superior de inteligencia; pero para impedir que una gente<br />

tan inteligente constituyera una amenaza para su control sobre nosotros, también nos introdujeron<br />

una nueva forma de desorden obsesivo compulsivo y difundieron la idea de que eran <strong>los</strong> dioses que<br />

nos hablaban o nos dejaron seguir creyéndolo cuando a nosotros se nos ocurrió esta explicación. Es<br />

un crimen monstruoso, porque si supiéramos que se trata de una causa física, en vez de creer en <strong>los</strong><br />

dioses, entonces podríamos dedicar nuestra inteligencia a superar nuestra variante de DOC y<br />

liberarnos. ¡Somos esclavos! El Congreso es nuestro más terrible enemigo, son nuestros amos, <strong>los</strong><br />

que nos engañan, ¿y ahora he de alzar la mano para ayudar<strong>los</strong>? ¡Yo digo que si el Congreso tiene un

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