27.03.2013 Views

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Pero no se separó. Después de unos momentos, su brazo se movió torpemente para abrazarla. Ya no<br />

lloraba, pero le dejó que la abrazara durante un minuto o dos. Tal vez sirvió de ayuda. Valentine no<br />

tenía forma de saberlo.<br />

Entonces se acabó. Miro se retiró y rodó para volverse de espaldas.<br />

−Lo siento.<br />

−No hay de qué −dijo ella.<br />

Creía en responder a lo que la gente quería decir, no a lo que decía.<br />

−No se lo cuente a Jakt −susurró él.<br />

−No hay nada que contar. Hemos tenido una buena charla.<br />

Ella se levantó y se marchó, cerrando la puerta. Miro era un buen chico. Le gustaba el hecho de que<br />

pudiera admitir que le preocupaba lo que Jakt pensara de él. ¿Y qué importaba si sus lágrimas de<br />

esta noche contenían autocompasión? Ella misma había derramado unas cuantas por ese mismo<br />

motivo. La pena, se recordó, es casi siempre por la pérdida del doliente.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!