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ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

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−Tonterías −espetó Grego−. Si esa cosa de la pradera puede construir una nave para <strong>los</strong> cerdis,<br />

también puede construir algunas para nosotros. Salgamos de este planeta antes de que lo manden al<br />

infierno.<br />

−Tal vez −dijo Kovano−. Sugerí algo así, aunque en términos menos pintorescos. Tal vez, senhor<br />

Wiggin, pueda decirnos por qué el elocuente plan de Grego no saldrá bien.<br />

−La reina colmena no comparte nuestro punto de vista. A pesar de sus mejores esfuerzos, no<br />

considera tan seriamente las vidas individuales. Si Lusitania es destruida, <strong>los</strong> pequeninos y ella<br />

correrán un gran riesgo...<br />

−El Ingenio M.D. destruirá todo el planeta−señaló Grego.<br />

−Correrán un gran riesgo de que su especie sea aniquilada −continuó Wiggin, imperturbable, pese a<br />

la interrupción de Grego−. No malgastará una nave para sacar a <strong>los</strong> humanos de Lusitania, porque<br />

hay billones de humanos en otros doscientos mundos. Nosotros no corremos el riesgo de un<br />

xenocidio.<br />

−Lo corremos si esos cerdis herejes se salen con la suya −espetó Grego.<br />

−Y ése es otro punto −continuó Wiggin−. Si no hemos descubierto un medio para neutralizar la<br />

descolada, no podemos en buena conciencia llevar la población humana de Lusitania a otro mundo.<br />

Estaríamos haciendo exactamente lo mismo que quieren <strong>los</strong> herejes: forzar a <strong>los</strong> demás humanos a<br />

enfrentarse a la descolada y probablemente a morir.<br />

−Entonces no hay solución −dijo Ela−. Bien podríamos volvernos de espaldas y morir.<br />

−No tanto −intervino el alcalde Kovano−. Es posible, quizá probable, que nuestro pueblo de<br />

Milagro esté condenado. Pero al menos podemos tratar de conseguir que las naves coloniales de <strong>los</strong><br />

pequeninos no lleven la descolada a mundos nuevos. Parece que hay dos aproximaciones: una<br />

biológica, la otra teológica.<br />

−Estamos muy cerca −dijo Novinha−. Es cuestión de meses, o incluso de semanas, y entonces Ela y<br />

yo habremos diseñado una especie sustituta de la descolada.<br />

−Eso dices −replicó Kovano. Se volvió hacia Ela−. ¿Y tú?<br />

Quim casi gruñó en voz alta. "Ela dirá que Madre está equivocada, que no hay ninguna solución<br />

biológica, y entonces Madre alegará que está intentando matarme al enviarme a mi misión. Esto es<br />

justo lo que la familia necesita: Ela y Madre en guerra abierta. Gracias a Kovano Zeljezo,<br />

humanista."<br />

Pero la respuesta de Ela no fue lo que Quim temía.<br />

−Ya está casi diseñada. Es la única aproximación que todavía no hemos intentado, pero estamos a<br />

punto de conseguir el diseño de una versión del virus de la descolada que hace todo lo necesario<br />

para mantener <strong>los</strong> cic<strong>los</strong> vitales de las especies indígenas, pero es incapaz de adaptarse y destruir<br />

nuevas especies.

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