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ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

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Sin embargo, Qing−jao no sería inútil. Por eso, Wang−mu le había tendido un papel con <strong>los</strong><br />

nombres de <strong>los</strong> proyectos y las palabras clave para acceder a el<strong>los</strong>.<br />

−¿Sabe mi padre que me estás dando esto?<br />

Wang−mu no respondió. De hecho, el Maestro Han lo había sugerido, pero Wang−mu consideraba<br />

mejor que Qing−jao no supiera que venía como emisaria de su padre.<br />

Qing−jao interpretó el silencio de Wang−mu como ésta suponía que haría: que Wang−mu venía en<br />

secreto, por su cuenta, para pedirle su ayuda.<br />

−Si mi padre me lo hubiera pedido, habría accedido, pues ése es mi deber como hija.<br />

Pero Wang−mu sabía que Qing−jao no hacía caso a su padre últimamente. Podía decir que sería<br />

obediente, pero de hecho su padre la llenaba de tanta inquietud que, en vez de obedecer, Qing−jao<br />

se habría echado al suelo para seguir vetas todo el día a causa del terrible conflicto que reinaba en<br />

su corazón, sabiendo que su padre quería que desobedeciera a <strong>los</strong> dioses.<br />

−No te debo nada −declaró Qing−jao−. Fuiste una servidora falsa y desleal. Nunca ha habido una<br />

doncella secreta más indigna e inútil que tú. Para mí, tu presencia en esta casa es como la presencia<br />

de cucarachas en la mesa.<br />

Una vez más, Wang−mu contuvo su lengua. No obstante, también se abstuvo de inclinarse más.<br />

Había asumido la humilde postura de una criada al principio de la conversación, pero no se<br />

humillaría en la desesperada postración de un penitente.<br />

"Incluso <strong>los</strong> más humildes tenemos orgullo, y yo sé, señora Qing−jao, que no te he causado ningún<br />

daño, que soy más fiel a ti ahora de lo que tú lo eres para contigo misma."<br />

Qing−jao se volvió hacia el terminal y tecleó el nombre del primer proyecto, que era<br />

"UNGLUING", una traducción literal de la palabra "descolada".<br />

−Esto es una tontería de todas formas −masculló mientras repasaba <strong>los</strong> documentos y cartas<br />

enviados desde Lusitania−. Es difícil creer que nadie pueda cometer la traición de comunicar con<br />

Lusitania sólo para recibir estupideces como ésta. Es imposible como ciencia. Ningún mundo puede<br />

haber desarrollado un único virus tan complejo para incluir en su interior el código genético de<br />

todas las especies del planeta. Para mí sería incluso una pérdida de tiempo considerarlo siquiera.<br />

−¿Por qué no? −preguntó Wang−mu. Ahora podía hablar, porque aunque Qing−jao declaraba que<br />

se negaba a discutir el material, lo estaba haciendo−. Después de todo, la evolución produjo sólo<br />

una especie humana.<br />

−Pero en la Tierra había docenas de especies relacionadas. No hay ninguna especie sin parentesco.<br />

Si no fueras tan estúpida y rebelde, lo comprenderías. La evolución nunca podría haber producido<br />

un sistema tan escaso como éste.<br />

−¿Cómo explicas estos documentos de la gente de Lusitania?<br />

−¿Cómo sabes que realmente proceden de allí? Sólo tienes la palabra de ese programa de

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