27.03.2013 Views

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

esultaba obvio que el hombre estaba destrozado. Como si viera a su esposa junto a su hermano y<br />

pensara: Esto es la intimidad. Esto es lo que significa que dos personas sean una. Creía que<br />

Valentine y él estaban todo lo cerca que un marido y una esposa podían estar, y tal vez era así. Sin<br />

embargo, ahora tenía que enfrentarse al hecho de que era posible que dos personas estuvieran aún<br />

más cerca. Que fueran, en cierto sentido, la misma persona.<br />

Ender podía sentirlo en Jakt, y admiraba la habilidad de Valentine para tranquilizarlo, y en<br />

distanciarse de Ender para que su esposo se acostumbrara gradualmente al lazo que existía entre<br />

ambos, en pequeñas dosis.<br />

Lo que Ender no podía haber predicho era la forma en que reaccionó Novinha. Primero la conoció<br />

como madre de sus hijos: la fiera e irracional lealtad que sentía hacia el<strong>los</strong>. Supuso que, si se veía<br />

amenazada, se volvería posesiva y controladora, como era con sus hijos. No estaba preparado para<br />

la manera en que se aisló de él. Incluso antes de este tratamiento de silencio por la misión de Quim,<br />

se había mostrado distante. De hecho, ahora que lo pensaba, se daba cuenta de que había empezado<br />

antes de la llegada de Valentine. Era como si Novinha hubiera empezado a ceder ante una rival<br />

antes de que ésta estuviera siquiera allí.<br />

Era lógico, desde luego, tendría que haberlo previsto. Novinha había perdido a demasiadas figuras<br />

importantes en su vida, demasiadas personas de las que dependía. Sus padres. Pipo. Libo. Incluso<br />

Miro. Podía ser protectora y posesiva con sus hijos, que la necesitaban, pero con la gente que ella<br />

necesitaba era todo lo opuesto. Si temía que pudieran arrebatárse<strong>los</strong>, se apartaba de el<strong>los</strong>. Dejaba de<br />

permitirse necesitar<strong>los</strong>.<br />

No eran el<strong>los</strong>, sino él. Ender. Ella estaba intentando dejar de necesitarlo a él. Y este silencio, si<br />

continuaba, abriría un abismo tan grande entre la pareja que su matrimonio nunca se recuperaría.<br />

Si eso sucedía, Ender ignoraba qué haría. Nunca se le había ocurrido que su matrimonio pudiera<br />

estar amenazado. No se había casado a la ligera: pretendía morir casado con Novinha, y todos estos<br />

años se habían llenado de la alegría que produce la confianza plena en otra persona. Ahora Novinha<br />

había perdido esa confianza en él. Pero no era justo. Él seguía siendo su marido, fiel como no lo<br />

había sido ningún otro hombre, ninguna otra persona en su vida. No se merecía perderla por un<br />

ridículo malentendido. Si dejaba pasar las cosas, como parecía decidida Novinha, aunque<br />

inconscientemente, ella se convencería del todo de que nunca podría depender de otra persona. Eso<br />

sería trágico, porque sería falso.<br />

Ender estaba ya preparando una confrontación de algún tipo con Novinha cuando Ela la provocó<br />

accidentalmente.<br />

−Andrew.<br />

Ela estaba de pie en la puerta. Si había dado una palmada pidiendo permiso para entrar, Ender no la<br />

había oído. Pero claro, ella no necesitaba permiso para entrar en la casa de su madre.<br />

−Novinha está en nuestra habitación.<br />

−Vengo a hablar contigo.<br />

−Lo siento, no puedo darte un adelanto de la paga.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!