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ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

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emergieron de las madres−árbol, a todas las madres antes de que murieran, a todas las esposas<br />

estériles que atendían a las pequeñas madres y sus retoños, a todos <strong>los</strong> hermanos que buscaban una<br />

muerte gloriosa, y a todos <strong>los</strong> árboles. Sin embargo, sólo las esposas y <strong>los</strong> hermanos podían recibir<br />

la comunión, y en cuanto al matrimonio, resultaba difícil pensar en una forma significativa para<br />

ejecutar un rito semejante entre un padre−árbol y las larvas ciegas y sin mente que se emparejaban<br />

con el<strong>los</strong>. Sin embargo, Miro descubrió en <strong>los</strong> ojos de Quim una especie de exaltación. Era el brillo<br />

del poder bien usado: Quim era el único miembro de la familia Ribera que había sabido toda la vida<br />

lo que deseaba hacer. Y ahora lo estaba haciendo. A pesar de las dificultades teológicas, era el san<br />

Pablo de <strong>los</strong> cerdis, y eso lo llenaba de constante alegría. "Has servido a Dios, hermanito, y Dios te<br />

ha convertido en su siervo."<br />

Olhado, con sus ojos plateados resplandeciendo, el brazo alrededor de una mujer hermosa, rodeado<br />

por seis niños; el más joven, un bebé; la mayor, una adolescente. Aunque todos <strong>los</strong> niños miraban<br />

con ojos naturales, habían adquirido la expresión alejada de su padre. No fijaban la vista,<br />

simplemente se quedaban mirando. Con Olhado, aquello era natural. A Miro le perturbó pensar que<br />

tal vez Olhado había engendrado una familia de observadores, registradores ambulantes que<br />

acumulaban experiencias para reproducirlas más tarde, pero no se implicaban nunca del todo. Pero<br />

no, eso tenía que ser una mala impresión. Miro nunca se había sentido cómodo con Olhado, y<br />

cualquiera que fuese el parecido que <strong>los</strong> hijos de Olhado tuvieran con su padre estaba destinado a<br />

hacer que Miro se sintiera también incómodo con el<strong>los</strong>. La madre era bastante bonita.<br />

Probablemente todavía no tenía <strong>los</strong> cuarenta años. ¿Qué edad tendría cuando Olhado se casó con<br />

ella? ¿Qué tipo de mujer era, para aceptar a un hombre con ojos artificiales? ¿Grababa Olhado<br />

cuando hacían el amor, y repetía las imágenes para que ella observara cómo se veía en sus ojos?<br />

Miro se sintió inmediatamente avergonzado por la idea. "¿Es esto todo lo que puedo pensar cuando<br />

observo a Olhado... en su deformidad? ¿Después de todos <strong>los</strong> años que hace que lo conozco?<br />

Entonces, ¿cómo puedo esperar que vean en mí algo más que mis deformidades cuando me miren?<br />

Marcharse de aquí fue una buena idea. Me alegro de que Andrew Wiggin la sugiriera. Lo único<br />

absurdo es haber vuelto. ¿Por qué estoy aquí?"<br />

Casi contra su voluntad, Miro se volvió hacia Valentine. Ella le sonrió, y le pasó el brazo por <strong>los</strong><br />

hombros.<br />

−No es tan malo −dijo.<br />

"¿No es tan malo el qué?"<br />

Yo sólo tengo un hermano para recibirme −explicó−. Toda tu familia ha venido a verte.<br />

−Es verdad.<br />

Sólo entonces habló Jane, y su voz le atormentó al oído.<br />

−No toda.<br />

"Cállate", dijo Miro en silencio.<br />

−¿Sólo un hermano? −dijo Andrew Wiggin−. ¿Sólo yo?

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