27.03.2013 Views

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Qing−jao pulsó la tecla de transmisión. Jane inclinó la cabeza y desapareció.<br />

El mensaje tardaría varios segundos en ser transmitido por el ordenador de la casa al ansible más<br />

cercano. A partir de ahí, se enviaría instantáneamente a todas las autoridades del Congreso en cada<br />

uno de <strong>los</strong> Cien Mundos y también a muchas de las colonias. En muchos ordenadores receptores<br />

sería sólo un mensaje más en la cola; pero en algunos, tal vez un centenar, el código de su padre le<br />

daría prioridad suficiente para que ya lo estuviera leyendo alguien, advirtiera sus implicaciones y<br />

preparara una respuesta. Si Jane había dejado en efecto pasar el mensaje.<br />

Así, Qing−jao esperó una respuesta. Tal vez el motivo por el que nadie contestó inmediatamente fue<br />

porque tenían que contactar unos con otros y discutir el mensaje y decidir, rápidamente, qué hacer.<br />

Tal vez por eso no llegaba ninguna respuesta al espacio vacío sobre el terminal.<br />

La puerta se abrió. Debía de ser Mu−pao con el ordenador de juegos.<br />

−Ponlo en el rincón, junto a la ventana norte −ordenó Qing−jao sin mirar−. Puede que lo necesite,<br />

aunque espero que no.<br />

−Qing−jao.<br />

Era su padre, no Mu−pao. Qing−jao se volvió hacia él, y se arrodilló de inmediato para mostrar su<br />

respeto, pero también su orgullo.<br />

−Padre, he enviado tu informe al Congreso. Mientras tú comulgabas con <strong>los</strong> dioses, logré<br />

neutralizar el programa enemigo y envié un mensaje donde explicaba cómo destruirlo. Estoy<br />

esperando su respuesta.<br />

Esperó la alabanza de su padre.<br />

−¿Lo has hecho? −preguntó él−. ¿Sin consultarme? ¿Hablaste directamente al Congreso y no<br />

pediste mi consentimiento?<br />

−Estabas purificándote, padre. Cumplí tu misión.<br />

−Pero entonces..., Jane morirá.<br />

−Eso es seguro −asintió Qing−jao−. Aunque no sé si el contacto con la Flota Lusitania será<br />

restaurado o no. −De repente, se le ocurrió que había un defecto en sus planes−. ¡Pero <strong>los</strong><br />

ordenadores de la flota también estarán contaminados por ese programa! Cuando se restaure el<br />

contacto, el programa podrá retransmitirse y..., pero entonces sólo tendremos que vaciar <strong>los</strong> ansibles<br />

una vez más y...<br />

Su padre no la miraba. Contemplaba la pantalla que tenía a la espalda. Qing−jao se volvió para ver.<br />

Era un mensaje del Congreso, con el sello oficial bien visible. Era muy breve, con el estilo<br />

telegráfico de la burocracia.<br />

Han:<br />

Buen trabajo.<br />

Hemos transmitido tus sugerencias como órdenes nuestras. Contacto con la flota ya restaurado.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!