27.03.2013 Views

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

ENDER EL XENOCIDA Orson Scott Card - los dependientes

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

negra del mundo.<br />

−¿Ése es su análisis sobre mí? −preguntó Miro−. ¿Hace media hora que nos conocemos, y ahora lo<br />

comprende todo sobre mí?<br />

−Sé que ésta es la conversación más deprimente que he mantenido en toda mi vida.<br />

−Y asume que es porque estoy lisiado. Bien, déjeme decirle una cosa, Valentine Wiggin. Espero las<br />

mismas cosas que usted. Incluso espero recuperar algún día el uso de mi cuerpo. Si no tuviera<br />

esperanza, estaría muerto. Las cosas que le he dicho no son por desesperación, sino porque caben en<br />

lo posible. Y porque son posibles tenemos que pensar en ellas para que no nos sorprendan más<br />

tarde. Tenemos que pensar en ellas para que, si se produce lo peor, ya sepamos cómo vivir en ese<br />

universo.<br />

Valentine parecía estar estudiando su cara: él sintió su mirada, como una cosa casi palpable, como<br />

un leve cosquilleo bajo la piel, dentro de su cerebro.<br />

−Sí −dijo ella.<br />

−¿Sí qué?<br />

−Sí, mi marido y yo nos trasladaremos aquí y viviremos en tu nave.<br />

Se levantó de su asiento y se dirigió al corredor que conducía al tubo de tránsito.<br />

−¿Por qué ha decidido eso?<br />

−Porque nuestra nave está demasiado abarrotada. Y porque decididamente merece la pena hablar<br />

contigo. Y no sólo para conseguir material para <strong>los</strong> ensayos que tengo que escribir.<br />

−Oh, entonces, ¿he aprobado su examen?<br />

−Sí −respondió ella−. ¿He aprobado el tuyo?<br />

−No la estaba examinando.<br />

−Y un cuerno. Pero, por si no te has dado cuenta, te lo diré: he aprobado. De lo contrario no me<br />

habrías dicho todas las cosas que dijiste.<br />

Se marchó. Miro pudo oírla pasillo abajo, y luego el ordenador informó que estaba atravesando el<br />

tubo entre las naves.<br />

Ya la echaba de menos.<br />

Porque tenía razón. Había aprobado su examen. Le había escuchado como no lo había hecho nadie,<br />

sin impaciencia, sin terminar sus frases, sin dejar que su mirada se apartara de su rostro. Él le había<br />

hablado no con cuidadosa precisión, sino con enorme emoción. Gran parte del tiempo sus palabras<br />

debieron parecer casi ininteligibles. Sin embargo, ella le había escuchado con tanta atención que<br />

comprendió todos sus argumentos y ni una sola vez le pidió que repitiera algo. Podía hablar con<br />

esta mujer con tanta naturalidad como hablaba con cualquier persona antes de su lesión cerebral. Sí,

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!