09.02.2015 Views

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

mismas para saber sus opiniones, para adaptarse a las figuras de la autoridad, para<br />

«oír opiniones», frase maravillosa y rev<strong>el</strong>adora.<br />

Puede que no exista otro medio de educar al pueblo. Al menos, no lo creo.<br />

Entretanto, sería de gran ayuda describir por lo menos correctamente las cosas,<br />

llamarlas por su nombre. Idealmente, lo que debería decirse y repetirse a todo niño<br />

a través de su vida estudiantil, es algo así:<br />

«Estáis siendo indoctrinados. Todavía no hemos encontrado un sistema<br />

educativo que no sea de indoctrinación. Lo sentimos mucho, pero es lo mejor que<br />

podemos hacer. Lo que aquí se os está enseñando es una amalgama de los<br />

prejuicios en curso y las s<strong>el</strong>ecciones de esta cultura en particular. La más ligera<br />

ojeada a la historia os hará ver lo transitorios que pueden ser. Os educan personas<br />

que han sido capaces de habituarse a un régimen de pensamiento ya formulado por<br />

sus predecesores. Se trata de un sistema de autoperpetuación. A aqu<strong>el</strong>los de<br />

vosotros que sean más fuertes e individualistas que los otros, les animaremos para<br />

que se vayan y encuentren medios de educación por sí mismos, educando su propio<br />

juicio. Los que se queden deben recordar, siempre y constantemente, que están<br />

siendo mod<strong>el</strong>ados y ajustados para encajar en las necesidades particulares y<br />

estrechas de esta sociedad concreta.»<br />

Como cualquier otro escritor, recibo continuamente cartas de jóvenes que<br />

están a punto de escribir tesis y ensayos acerca de mis libros, desde varios países,<br />

especialmente de los Estados Unidos. Todos dicen: «Déme, por favor, una lista de<br />

los artículos sobre su obra, las críticas que los expertos hayan escrito sobre usted».<br />

También piden mil detalles totalmente inútiles que no vienen al caso, pero que se<br />

les ha enseñado a considerar importantes, tantos detalles que parecen los de un<br />

expediente d<strong>el</strong> departamento de inmigración.<br />

Esas peticiones las contesto de la siguiente forma: «Querido estudiante:<br />

Está usted loco. ¿Para qué gastar meses y años escribiendo miles de palabras<br />

acerca de un libro, o hasta sobre un autor, cuando hay cientos de libros que<br />

esperan ser leídos ¿No se da cuenta que es víctima de un sistema pernicioso Y si<br />

usted ha escogido por su cuenta mi obra como tema y si usted tiene que escribir<br />

una tesis —y créame que le estoy muy agradecida que lo que he escrito lo haya<br />

encontrado usted útil—, entonces ¿por qué no lee lo que he escrito y se hace una<br />

idea propia acerca de lo que usted piensa, cotejándolo con su propia vida, con su<br />

propia experiencia ¡Olvídese de los profesores Blanco y Negro!».<br />

«Estimado escritor —me contestan—: Debo saber lo que dicen los expertos,<br />

porque si no los cito mi profesor no me va a dar nota.»<br />

Éste es un sistema internacional, absolutamente idéntico, desde los Urales<br />

hasta Yugoslavia, desde Minnesota hasta Manchester.<br />

El caso es que estamos tan acostumbrados a él que ya ni nos damos cuenta<br />

de lo malo que es.<br />

No puedo acostumbrarme, debido a que abandoné la escu<strong>el</strong>a a la edad de<br />

catorce años. Durante cierto tiempo sentí pesar por eso y creí haber perdido algo<br />

de mucho valor. Ahora estoy muy contenta de tan afortunada salida. Después de la<br />

publicación de «El <strong>cuaderno</strong> <strong>dorado</strong>», me metí entre ceja y ceja encontrar algo<br />

acerca d<strong>el</strong> mecanismo literario, examinar <strong>el</strong> proceso que crea al crítico y al<br />

comentarista. Hojeé incontables exámenes escritos y no podía dar crédito a mis<br />

ojos. Me senté en clases donde se enseña literatura y no podía dar crédito a mis<br />

oídos.<br />

10

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!