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el-cuaderno-dorado_dorislessing

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Cuando volvió a sonar <strong>el</strong> t<strong>el</strong>éfono una hora después, lo cogió sin pensar ya<br />

en Paul. Pero era él. Había esperado en <strong>el</strong> coche, dijo, para volverla a llamar.<br />

Quería hablar con <strong>el</strong>la.<br />

—No sé qué vamos a conseguir hablando —comentó Ella, en tono tranquilo y<br />

bromeando.<br />

A lo que él, con voz festiva y burlona, repuso:<br />

—Pues vamos al cine y no hablaremos.<br />

Ella fue. Volvió a verle sin turbarse: se había dicho que nunca más haría <strong>el</strong><br />

amor con él. Todo había terminado. Salía con él porque negarse a <strong>el</strong>lo le parecía<br />

m<strong>el</strong>odramático; y porque su voz, a través d<strong>el</strong> t<strong>el</strong>éfono, era muy distinta de la<br />

dureza de su mirada cuando estaba encima de <strong>el</strong>la, en <strong>el</strong> prado; y también porque<br />

ahora la r<strong>el</strong>ación entre <strong>el</strong>los sería otra vez como cuando salieron de Londres en <strong>el</strong><br />

coche. En fin, lo que había pasado era simplemente que Ella se sentía destruida por<br />

<strong>el</strong> hecho de que él la poseyera en <strong>el</strong> prado. ¡Ahora sería como si no hubiese<br />

ocurrido, ya que ésta era su reacción!<br />

Más tarde Paul dijo:<br />

—Cuando te llamé por t<strong>el</strong>éfono después de haber desaparecido, furiosa, no<br />

te costó nada volver. Sólo esperabas que te lo rogara.<br />

Y se rió. Ella odiaba <strong>el</strong> tono de su risa, y por eso él se sonreía tristemente,<br />

con una tristeza d<strong>el</strong>iberada, como si interpretase <strong>el</strong> pap<strong>el</strong> de seductor para poder<br />

burlarse de sí mismo. No obstante, según presentía Ella, Paul era sincero incluso a<br />

pesar suyo. De modo que, en tales ocasiones, primero <strong>el</strong>la se reía con él de su<br />

parodia de seductor, y luego se apresuraba a cambiar de tema. Era como si, en<br />

aqu<strong>el</strong>los momentos, tuviese una personalidad que no fuera la suya. Ella estaba<br />

convencida que no era la suya, pues correspondía a un niv<strong>el</strong> completamente ajeno<br />

a la simplicidad y <strong>el</strong> bienestar de cuando estaban juntos. Aqu<strong>el</strong>la actitud<br />

contradecía a tal punto ésta, que no le quedaba más remedio que pasarla por alto.<br />

De lo contrario hubiera tenido que romper con Paul.<br />

No fueron al cine, sino a un café. De nuevo le contó anécdotas de su trabajo<br />

en <strong>el</strong> hospital. Tenía dos puestos, en dos hospitales diferentes. En uno ejercía de<br />

psiquiatra y en <strong>el</strong> otro tenía un trabajo de reorganización.<br />

—Intento transformar aqu<strong>el</strong> muladar en algo más civilizado. ¿Y contra quién<br />

crees que tengo que luchar ¿Contra <strong>el</strong> público En absoluto. Los médicos<br />

anticuados son los que...<br />

Sus anécdotas giraban alrededor de dos temas. Uno era la fatuidad de los<br />

espantajos que constituían la capa media d<strong>el</strong> cuerpo médico. Ella se daba cuenta de<br />

que sus críticas procedían todas de la mera consideración clasista; en todo lo que<br />

hablaba estaba implícito, aunque no lo dijera, que la estupidez y la falta de<br />

imaginación eran características de la clase media, y que su propia actitud<br />

progresista y liberadora provenía de su origen obrero. Ésta era también la manera<br />

de ver las cosas de Julia... y la suya propia cuando criticaba al doctor West. No<br />

obstante, varias veces se sorprendió poniéndose tensa de resentimiento, como si la<br />

criticaran a <strong>el</strong>la. Cuando sucedía esto recordaba su temporada en la cantina y<br />

pensaba que, sin esta experiencia, sería incapaz de tener una visión de las clases<br />

altas d<strong>el</strong> país desde abajo, a través de los ojos de las chicas de las fábricas, como<br />

peces exóticos vistos desde <strong>el</strong> fondo de una pecera de cristal. El otro tema de Paul<br />

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