09.02.2015 Views

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—¡Por <strong>el</strong> amor de Dios!; debes comprender que <strong>el</strong> sexo no tiene ninguna<br />

importancia para mí; ninguna importancia —protestó.<br />

—Querrás decir que <strong>el</strong> sexo es importante, pero a ti no te importa con quien<br />

puedas practicarlo.<br />

Me arrastró a la cama, con d<strong>el</strong>icadeza y compasión. Y, disgustado de sí<br />

mismo, bromeó:<br />

—Tengo mucha habilidad para recoger los trozos después de haber apaleado<br />

a una mujer...<br />

—¿Por qué sientes la necesidad de apalear a una mujer<br />

—No lo sé. Hasta que no me has hecho consciente de <strong>el</strong>lo, no me había dado<br />

cuenta.<br />

—Quisiera que te alquilaras un curandero. Insisto en <strong>el</strong>lo: vamos a volvernos<br />

locos los dos por tu causa.<br />

Empecé a llorar, pues me sentía como en <strong>el</strong> sueño de la noche anterior,<br />

cuando me tenía sujeta en sus brazos mientras se reía y me hacía daño. Ahora, sin<br />

embargo, se portaba con afecto y cuidado. Luego, de pronto, comprendí que todo<br />

aqu<strong>el</strong> ciclo de p<strong>el</strong>eas y de ternura servía para llegar al momento en que él podía<br />

consolarme. Salté de la cama, furiosa de que me trataran como a una menor y<br />

también contra mí misma por aceptarlo, y encendí un cigarrillo.<br />

—Quizá yo te golpee hasta tirarte al su<strong>el</strong>o, pero, la verdad, no permaneces<br />

caída por mucho tiempo —observó, resentido.<br />

—Así puedes hacerlo una y otra vez. Estarás contento...<br />

Después, reflexionando y realmente abstraído, contemplándose a distancia,<br />

preguntó:<br />

—Pero, dime, ¿por qué<br />

—Como todos los americanos, ¡tú también tienes problemas con tu madre!<br />

—le grité—. La tienes tomada conmigo a causa de tu madre. Tienes que mostrarte<br />

más listo que yo en todo momento. Es importante para ti, ¿comprendes Necesitas<br />

mentir y que te crean. Luego, cuando me haces daño, tus sentimientos de asesino<br />

hacia mí, hacia la madre, te dan miedo, y por eso tienes que consolarme y<br />

calmarme... —-Gritaba como una histérica—. ¡Estoy harta de todo este asunto!<br />

¡Estoy harta de ser una niñera! La vulgaridad de todo esto me da náuseas... —Me<br />

detuve y le miré. Su cara era la de un niño al que le hubieran dado un bofetón—. Y<br />

ahora estás encantado porque has conseguido que te grite. ¿Por qué no te enfadas<br />

Debieras enfadarte: te estoy nombrando a ti, a Saúl Green, y a un niv<strong>el</strong> tan bajo<br />

que debieras enfadarte. ¡Debieras avergonzarte, a tus treinta y tres años, de<br />

aceptar tranquilamente este tipo de simplificación!<br />

Me detuve, exhausta. Estaba como dentro de una concha, tensa de<br />

ansiedad, que llegaba realmente a oler, cual una niebla mohosa de cansancio<br />

nervioso.<br />

—Sigue—invitó.<br />

492

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!