09.02.2015 Views

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Bond «estaba perdida» por <strong>el</strong> señor Green, y añadió que la mujer que se enredara<br />

con <strong>el</strong> señor Green debía de estar chalada. (¿Era una advertencia) (*3).<br />

—Es <strong>el</strong> tipo para acostarse con él una noche y asegurarse bien de perder<br />

luego su número de t<strong>el</strong>éfono, y eso si fuéramos aún <strong>el</strong> tipo de mujeres que se<br />

acuestan con un hombre sólo por una noche. En fin; aquéllos eran tiempos...<br />

Esta mañana me he levantado sintiéndome como no me había sentido<br />

nunca. Tenía <strong>el</strong> cu<strong>el</strong>lo tenso y rígido. Me costaba trabajo respirar, tenía que<br />

forzarme para respirar hondamente. Sobre todo, me hacía daño <strong>el</strong> estómago o,<br />

más bien, la región por debajo d<strong>el</strong> diafragma. Era como si esos músculos<br />

estuvieran apretados en un nudo. Me sentía invadida por una especie de aprensión<br />

sin objeto. Esta sensación fue la que me convenció para dejar de pensar en la<br />

posibilidad de una indigestión, de haber cogido frío en <strong>el</strong> cu<strong>el</strong>lo, etc. Llamé a Molly<br />

y le pregunté si tenía algún libro donde se describieran síntomas médicos, y en<br />

caso afirmativo, si podía leerme una descripción d<strong>el</strong> estado de ansiedad. Fue así<br />

como descubrí que sufría un estado de ansiedad. A <strong>el</strong>la le dije que era para<br />

comprobar la exactitud de una descripción en una nov<strong>el</strong>a que estaba leyendo.<br />

Luego me senté a investigar sobre las causas de aqu<strong>el</strong> estado de ansiedad. El<br />

dinero no me preocupaba, pues ir mal de dinero jamás me ha preocupado; no me<br />

da miedo ser pobre y, en todo caso, una siempre puede ganar lo necesario si se lo<br />

propone. No estoy preocupada por Janet. No veo ninguna razón por la que debiera<br />

sentir ansiedad. Al «nombrar» <strong>el</strong> estado en que me encuentro como ansiedad, he<br />

sentido mejoría durante un rato, pero esta noche (*4) ha vu<strong>el</strong>to a manifestarse de<br />

forma muy aguda. Es algo rarísimo.<br />

El t<strong>el</strong>éfono ha sonado hoy muy pronto: Jane Bond preguntaba por Saúl<br />

Green. He llamado a su puerta, sin obtener respuesta. Ha ocurrido ya varias veces<br />

que no haya venido en toda la noche. Iba a decirle a <strong>el</strong>la que no había venido a<br />

pasar la noche, pero luego se me ha ocurrido que no sería oportuno, por si era<br />

cierto que «estaba perdida» por él. He vu<strong>el</strong>to a llamar a la puerta y he mirado<br />

dentro. Estaba allí. Me he sentido impresionada por la manera como dormía,<br />

formando una curva compacta bajo las sábanas muy bien puestas. Le he llamado<br />

inútilmente. Me he acercado, he puesto la mano sobre su hombro y no he obtenido<br />

mejor resultado. De pronto, aterrada, pues estaba tan quieto, durante un segundo<br />

lo he creído muerto. Su inmovilidad era completa. Lo que alcanzaba a ver de su<br />

cara, estaba blanco como <strong>el</strong> pap<strong>el</strong>, como pap<strong>el</strong> fino un poco arrugado. He intentado<br />

darle la vu<strong>el</strong>ta. Parecía frío al tacto. Aqu<strong>el</strong> frío impregnaba mis manos. Sentí terror.<br />

Todavía puedo sentir en las palmas de mis manos aqu<strong>el</strong> tacto frío y pesado de su<br />

carne a través d<strong>el</strong> pijama. Entonces despertó repentinamente, y al propio tiempo<br />

echó sus brazos alrededor de mi cu<strong>el</strong>lo, con <strong>el</strong> gesto de un niño asustado. 'Se<br />

incorporó, con las piernas colgando por fuera de la cama. Parecía aterrorizado.<br />

—¡Por Dios, se trata tan sólo de Jane Bond, que está al t<strong>el</strong>éfono!<br />

Me miró, fijamente y tardó lo menos medio minuto en comprender mis<br />

palabras. Se las repetí. Fue a trompicones hasta <strong>el</strong> t<strong>el</strong>éfono. Y dijo bruscamente:<br />

—Ya, ya... ¡No!<br />

Pasé por su lado en la escalera. Aqu<strong>el</strong>lo me había sobresaltado. Aún sentía<br />

aqu<strong>el</strong> frío mortal en mis manos. Y luego los brazos alrededor de mi cu<strong>el</strong>lo, que<br />

hablaban un lenguaje completamente distinto al que empleaban cuando estaba<br />

despierto. Le llamé para que viniera a tomar café. Se lo repetí varias veces. Bajó,<br />

sin hacer ruido, muy pálido y como en guardia. Le serví <strong>el</strong> café, y dije:<br />

469

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!