09.02.2015 Views

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Sueño mucho. Un sueño: estoy en un concierto. Los espectadores parecen<br />

muñecas con trajes de noche. Un piano de cola. Yo llevo puesto un absurdo vestido<br />

de satén eduardiano, y una gargantilla de perlas, igual que la reina Mary; estoy<br />

sentada frente al piano. No puedo tocar ni una nota. El público espera. El sueño es<br />

estilizado; parece una escena de teatro o una estampa antigua. Le cuento <strong>el</strong> sueño<br />

a la señora Marks y me pregunta:<br />

—¿Sobre qué es <strong>el</strong> sueño<br />

—Sobre la incapacidad de sentir.<br />

Muestra la sonrisita de mujer juiciosa con que dirige las sesiones, como si<br />

fuera la batuta de un director de orquesta. Sueño: Me encuentro en África central<br />

durante la guerra. Una sala de baile vulgar. Todos están borrachos y bailan muy<br />

apretados, lascivamente. Yo espero a un lado de la pista de baile. Se me acerca un<br />

hombre remilgado, como un muñeco. Reconozco a Max. (Pero esto tiene una<br />

motivación literaria, que proviene de lo que escribí acerca de Willi en <strong>el</strong> <strong>cuaderno</strong>.)<br />

Me dirijo hacia sus brazos extendidos, también yo como una muñeca, cong<strong>el</strong>ada,<br />

sin poder moverme. El sueño adquiere de nuevo un desarrollo grotesco. Es como<br />

una caricatura. La señora Marks pregunta:<br />

—¿Sobre qué es <strong>el</strong> sueño<br />

—Sobre lo mismo: incapacidad de sentimientos. Con Max era frígida.<br />

—¿De modo que teme ser frígida<br />

—No, porque es <strong>el</strong> único hombre con quien he sido frígida.<br />

Movimiento de cabeza. De repente, comienzo a preocuparme:<br />

—¿Volveré a ser frígida<br />

19 de enero de 1950<br />

Esta mañana estaba en mi cuarto, bajo <strong>el</strong> tejado. A través de la pared se oía<br />

llorar un bebé. Me acordé de aqu<strong>el</strong>la habitación de hot<strong>el</strong>, en África, donde un bebé<br />

nos despertaba llorando cada mañana hasta que le alimentaban; entonces<br />

empezaba a proferir expresiones de satisfacción, mientras sus padres hacían <strong>el</strong><br />

amor. Janet estaba jugando, en <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o, con su arquitectura. Micha<strong>el</strong> me pidió que<br />

saliera con él y yo le dije que no podía ser porque Molly se marchaba y no podía<br />

dejar sola a Janet. Replicó, irónico:<br />

—En fin, las atenciones maternales tienen siempre que anteponerse a las de<br />

la amante.<br />

Debido a su irónica frialdad, reaccioné en contra de él. Y esta mañana me he<br />

sentido acosada por la repetición: <strong>el</strong> niño llorando en la habitación vecina y mi<br />

hostilidad hacia Micha<strong>el</strong>. (Recordaba mi hostilidad hacia Max.) Luego he sentido una<br />

200

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!