09.02.2015 Views

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Marion, me alegra que me hayas venido a ver. Sin embargo, he de<br />

decirte, en serio, que te has equivocado.<br />

Marion guiñó los ojos de una manera horrible, y dijo con zumba de<br />

borracho:<br />

—¡Pero si me parece que he venido porque me das envidia! Tú eres lo que<br />

quisiera ser yo; tú eres libre, tú tienes amantes y haces lo que quieres.<br />

—No soy libre —contestó Anna, oyendo la sequedad de sus propias palabras<br />

y comprendiendo que debía hacerla desaparecer. Añadió—: Marion, me gustaría<br />

estar casada. No me agrada vivir así.<br />

—Es fácil decirlo. Podrías casarte si quisieras... Bueno, esta noche tendrás<br />

que dejarme dormir aquí. El último tren ya ha salido... Y Richard es tan agarrado<br />

que no puedo alquilar un coche. Sí, es terriblemente agarrado. De verdad. —Anna<br />

notó que Marión parecía mucho menos borracha cuando criticaba al marido—. Es<br />

como para no creerlo. Está podrido de dinero. ¿Sabías que formamos parte d<strong>el</strong> uno<br />

por ciento de la gente más rica de... Pero cada mes inspecciona mi cuenta<br />

corriente. Fanfarronea de que estamos entre ese uno por ciento y se queja porque<br />

me compro un mod<strong>el</strong>o original. Claro que, cuando mira mis cuentas, se percata de<br />

cuánto gasto en bebida... Pero también le preocupa <strong>el</strong> dinero.<br />

—¿Por qué no te acuestas<br />

—¿En qué cama ¿Quién hay arriba<br />

—Están Janet y <strong>el</strong> inquilino. Pero queda otra cama.<br />

Los ojos de Marión se iluminaron de d<strong>el</strong>icia y sospecha.<br />

—¡Es raro que tengas un inquilino, un hombre! ¡Qué raro en ti!<br />

Anna imaginó las bromas que seguramente Richard y Marion hacían sobre<br />

<strong>el</strong>la, cuando Marion no estaba borracha. ¡Habían bromeado sobre <strong>el</strong> inquilino! Anna<br />

sintió la repugnancia que en otro tiempo le habían inspirado las personas como<br />

Marion y Richard. Pensó: «Por mucho esfuerzo que cueste vivir como vivo yo, al<br />

menos no comparto mi vida con gente como Marion y Richard. No vivo en un<br />

mundo en <strong>el</strong> que una mujer no pueda tener un inquilino sin que los otros hagan<br />

bromas maliciosas».<br />

—¿Qué piensa Janet de que vivas con un hombre en <strong>el</strong> piso<br />

—Marion, no vivo con un hombre. Tengo un piso grande y alquilo una de las<br />

habitaciones. Él fue <strong>el</strong> primero que vino a ver la habitación y la quiso alquilar.<br />

Arriba hay un cuarto pequeño, desocupado. Déjame que te meta en la cama.<br />

—Odio irme a la cama. Había llegado a ser <strong>el</strong> momento más f<strong>el</strong>iz de mi<br />

vida... al principio de casarme. Por eso te envidio. Ningún hombre va a volver a<br />

desearme. Todo ha terminado. A veces, Richard se acuesta conmigo, pero hace un<br />

esfuerzo. Los hombres son estúpidos, ¿verdad Se creen que no nos damos cuenta.<br />

Anna, ¿te has acostado alguna vez con un hombre sabiendo que hacía un esfuerzo<br />

—Eso me ocurría cuando estaba casada.<br />

245

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!