09.02.2015 Views

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Molly bajó la voz y contestó, mirando hacia la puerta:<br />

—No te preocupes. Cuando Marion viene a verme, Tommy y <strong>el</strong>la conversan<br />

juntos durante horas.<br />

Se produjo otro ruido, como una tos o algo que se caía. Los tres se<br />

quedaron en silencio al abrirse la puerta y entrar Tommy.<br />

No era posible adivinar si había oído algo o no. Saludó primero a su padre,<br />

atentamente:<br />

—Hola, padre.<br />

Luego hizo un gesto con la cabeza a Anna, manteniendo los ojos bajos para<br />

evitar que le recordara que la última vez que se habían visto él se había franqueado<br />

ante su comprensiva curiosidad, y a su madre le dirigió una sonrisa amistosa,<br />

aunque irónica. Finalmente, les volvió la espalda para servirse unas cuantas fresas<br />

que quedaban en <strong>el</strong> plato, y todavía de espaldas preguntó:<br />

—¿Y cómo está Marion<br />

Así que había oído. Anna pensó que podía creerlo capaz de escuchar detrás<br />

de la puerta. Sí, podía imaginárs<strong>el</strong>o escuchando precisamente con aqu<strong>el</strong>la misma<br />

sonrisa distanciada e irónica con que había saludado a su madre.<br />

Richard, desconcertado, no respondió, y Tommy insistió:<br />

—¿Cómo está Marion<br />

—Muy bien —repuso Richard con cordialidad—. Realmente muy bien.<br />

—Me alegro. Porque ayer, cuando fui a tomar un café con <strong>el</strong>la, parecía<br />

encontrarse pésimamente.<br />

Molly, alarmada, miró a Richard levantando las cejas. Anna hizo una mueca.<br />

Por su parte, Richard las miraba sacando chispas por los ojos, como diciendo que la<br />

culpa era enteramente de <strong>el</strong>las.<br />

Tommy, sin levantar los ojos e indicando con todos los gestos de su cuerpo<br />

que no apreciaban en lo que se merecía su comprensión de la situación y su juicio<br />

implacable sobre <strong>el</strong>los, se sentó y se puso a comer despacio las fresas. Se parecía a<br />

su padre, es decir, era un joven de cuerpo bien trabado, redondo, oscuro como su<br />

padre, y sin la menor hu<strong>el</strong>la d<strong>el</strong> brío y la vivacidad de Molly. Pero, a diferencia de<br />

Richard, cuya terca obstinación era franca y le brillaba en los ojos oscuros,<br />

rev<strong>el</strong>ándose en todos sus movimientos eficaces e impacientes, Tommy parecía<br />

como si estuviera enfundado, como prisionero de su propio carácter. Aqu<strong>el</strong>la<br />

mañana vestía una camiseta escarlata y tejanos azules y anchos, pero le hubiera<br />

estado mejor un traje serio de hombre de negocios. Cada gesto que hacía, cada<br />

palabra que pronunciaba, era como en cámara lenta. Molly se había quejado, en<br />

broma, naturalmente, de que parecía como si hubiera hecho voto de contar hasta<br />

diez antes de decir una palabra. Y un verano en que él se había dejado crecer<br />

barba, <strong>el</strong>la se quejó, también en broma, de que parecía como si se hubiera pegado<br />

aqu<strong>el</strong>la barba de don Juan a su rostro solemne. Ella siguió haciendo aqu<strong>el</strong>los<br />

comentarios francos y joviales, hasta que, un día, Tommy observó:<br />

41

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!