09.02.2015 Views

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Paul parecía azorado por su propio enojo, en tanto que Jimmy, en silencio y<br />

bastante pálido, no decía nada: tomó <strong>el</strong> tallo y se quedó mirando <strong>el</strong> diminuto<br />

montículo de arena.<br />

Entretanto, habíamos estado tan absortos que no nos dimos cuenta de que<br />

otros dos pichones se habían refugiado en los árboles de enfrente, empezando a<br />

intercambiarse arrullos, al parecer sin ningún intento de coordinación, unas veces al<br />

unísono y otras no.<br />

—Son muy bonitos —observó Maryrose, protestando, con los ojos cerrados.<br />

—Así y todo, están condenados, como tus mariposas —replicó Paul.<br />

Acto seguido levantó <strong>el</strong> fusil y disparó. Un ave cayó de una rama, esta vez<br />

como una piedra. El otro pichón, asustado, comenzó a girar su cabeza puntiaguda a<br />

uno y otro lado, con un ojo fijo en lo alto, para tratar de averiguar si un gavilán se<br />

había lanzado contra su compañero y se lo había llevado. Luego miró hacia abajo,<br />

donde, al parecer, no logró identificar <strong>el</strong> objeto sangriento que yacía en la hierba,<br />

pues al cabo de un corto e intenso silencio de espera, durante <strong>el</strong> cual se oyó <strong>el</strong> clic<br />

d<strong>el</strong> cerrojo d<strong>el</strong> fusil, empezó a arrullar de nuevo. Rápidamente, Paul alzó por<br />

segunda vez <strong>el</strong> arma, disparó y <strong>el</strong> segundo pichón se precipitó también, muerto, al<br />

su<strong>el</strong>o. En aqu<strong>el</strong> instante, ninguno de nosotros se atrevió a mirar a Jimmy, quien no<br />

había levantado la vista d<strong>el</strong> objeto de su atención. Ahora, <strong>el</strong> insecto invisible<br />

trabajaba en la formación de un hoyo plano y hermosamente regular en la arena. Al<br />

parecer, Jimmy no había oído los dos disparos efectuados por Paul, quien ni<br />

siquiera se molestó en mirarle; simplemente aguardó, silbando muy por lo bajo y<br />

frunciendo <strong>el</strong> ceño. Un instante después, sin mirarnos a nosotros ni a Paul, Jimmy<br />

empezó a enrojecer; luego, se levantó con dificultades, caminó a través de los<br />

árboles y regresó con los dos cuerpos.<br />

—¡Vaya! Resulta que no necesitamos perro —observó Paul.<br />

Lo dijo antes de que Jimmy hubiera alcanzado la mitad d<strong>el</strong> camino de<br />

vu<strong>el</strong>ta, pero le oyó. Imagino que Paul no quería que lo oyera, aunque tampoco le<br />

preocupaba demasiado. Jimmy volvió a sentarse. Todos pudimos ver que la carne<br />

muy blanca y gruesa de sus hombros se había puesto escarlata, debido a los dos<br />

cortos viajes bajo <strong>el</strong> sol, a través de la hierba resplandeciente. Ahora, Jimmy<br />

reanudó la observación de su insecto.<br />

Otra vez se produjo un intenso silencio. No se oía <strong>el</strong> menor arrullo, como si<br />

las palomas hubiesen desaparecido. Los tres cuerpos de las que habíamos matado<br />

se amontonaban bajo <strong>el</strong> sol, junto a una «pequeña roca que sobresalía. El granito<br />

gris y tosco aparecía adornado aquí y allí por líquenes color de óxido, verde y<br />

púrpura, y sobre la hierba había unas gotas espesas y r<strong>el</strong>ucientes de color<br />

escarlata.<br />

Se olía a sangre.<br />

—Esos bichos se van a pudrir —observó Willi, quien no había dejado de leer<br />

en todo <strong>el</strong> rato.<br />

—Saben mucho mejor si están un poco pasados —adujo Paul.<br />

365

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!