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el-cuaderno-dorado_dorislessing

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—Reggie, ¿sabe lo que de verdad me gustaría hacer con Las fronteras de la<br />

guerra<br />

—Dígame, querida, dígame. (Frunce <strong>el</strong> ceño sin querer, a pesar de todo.)<br />

—Me gustaría convertirla en una comedia.<br />

Se para, sorprendido. Reanuda la marcha y pregunta:<br />

—¿Una comedia —Me mira de reojo, fugazmente, rev<strong>el</strong>ando <strong>el</strong> desagrado<br />

que en <strong>el</strong> fondo siente hacia mí. Entonces dice—: ¡Pero, querida, si está tan<br />

maravillosamente asentada en <strong>el</strong> gran estilo! Es una tragedia realista. No recuerdo<br />

una sola escena cómica.<br />

—¿Se acuerda de la excitación que usted mismo mencionó ¿El latido de la<br />

guerra<br />

—¡Claro que sí! Perfectamente.<br />

—Pues estoy de acuerdo con usted en que es <strong>el</strong> tema básico de la nov<strong>el</strong>a.<br />

Una pausa. Aqu<strong>el</strong>la cara hermosa y seductora se pone tensa: tiene una<br />

expresión de caut<strong>el</strong>a, de prudencia. El tono de mi voz es duro, enojado, y está lleno<br />

de aversión. Aversión de mí misma.<br />

—A ver, dígame exactamente qué quiere decir.<br />

Estamos en la boca d<strong>el</strong> metro. Una muchedumbre. El hombre que vende<br />

periódicos no tiene cara; mejor dicho: carece de nariz, su boca es un hueco con<br />

dientes de conejo, y sus ojos están hundidos en una pi<strong>el</strong> llena de cicatrices.<br />

—Pues tomemos la historia que usted me propone. Joven piloto, apuesto,<br />

guapo, arrojado. La chica d<strong>el</strong> lugar es la hija bonita d<strong>el</strong> cazador furtivo. Inglaterra<br />

en guerra. Base de entrenamiento para pilotos. Bien. Recuerde la escena que<br />

ambos hemos visto cientos de veces en <strong>el</strong> cine: <strong>el</strong> avión a punto de despegar hacia<br />

Alemania. Un plano de la cantina de los pilotos, con las paredes llenas de<br />

fotografías de chicas más bonitas que provocativas. No vale sugerir que nuestros<br />

muchachos tienen instintos groseros. Un muchacho apuesto está leyendo una carta<br />

de su madre. En la repisa, una copa ganada en una competición deportiva.<br />

Una pausa.<br />

veces.<br />

—¡Caramba, querida! Ciertamente, ya hemos visto esta p<strong>el</strong>ícula demasiadas<br />

—Los aviones se acercan para aterrizar. Faltan dos. Grupos de hombres a la<br />

espera, mirando <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o. El músculo d<strong>el</strong> cu<strong>el</strong>lo de uno se tensa. Plano d<strong>el</strong> dormitorio<br />

de los pilotos. Una cama vacía. Entra un joven. No dice nada. Se sienta en su cama<br />

y mira la que está vacía. Hay un oso de trapo sobre <strong>el</strong>la. Lo coge. Un músculo d<strong>el</strong><br />

cu<strong>el</strong>lo se le tensa. Plano de un avión incendiado. Corte. El joven con <strong>el</strong> oso de trapo<br />

en las manos y mirando las fotos de una chica bonita... No, de una chica no, mucho<br />

mejor de un bulldog. Corte, y otro plano d<strong>el</strong> avión incendiado, con <strong>el</strong> himno<br />

nacional como música de fondo.<br />

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