09.02.2015 Views

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Mi querida Anna, ¿no sería posible que, a fin de cuentas, si queremos<br />

mantener la serenidad, confiáramos en esas hojas de hierba que hayan de brotar<br />

dentro de un millón de años<br />

Sin embargo, no es sólo <strong>el</strong> terror general lo que hi<strong>el</strong>a a las gentes, sino <strong>el</strong><br />

miedo de ser conscientes. O, mejor dicho: más que eso. La gente sabe que vive en<br />

una sociedad muerta o moribunda. Los individuos rechazan las emociones porque<br />

saben que al cabo de cada emoción están la propiedad, <strong>el</strong> dinero o la fuerza.<br />

Trabajan, desprecian su trabajo, y por esto se cong<strong>el</strong>an. Aman, pero saben que se<br />

trata de un amor a medias o de un amor retorcido, y por esto sienten frío en <strong>el</strong><br />

corazón.<br />

Para conservar vivos <strong>el</strong> amor, los sentimientos y la ternura, tal vez sea<br />

necesario sentir todas estas emociones ambiguamente, incluso por lo que tienen de<br />

falso, o porque todavía son una idea, una sombra tan sólo de lo que quiere la<br />

imaginación... Si lo que experimentamos es sufrimiento, tenemos que sentirlo, por<br />

tanto, reconociendo que la alternativa es la muerte. Es preferible cualquier cosa<br />

antes que <strong>el</strong> rechazo astuto y calculado que no quiere comprometerse, <strong>el</strong> rechazo a<br />

la entrega por miedo a las consecuencias... En estos momentos oigo a Janet subir<br />

las escaleras.<br />

Janet se ha marchado hoy a la escu<strong>el</strong>a. El uniforme no es obligatorio, pero<br />

<strong>el</strong>la ha decidido que lo quería. No deja de ser extraño que mi hija quiera llevar<br />

uniforme. Yo no puedo recordar una sola época de mi vida en que no me hubiera<br />

sentido incómoda de uniforme. La paradoja es que, cuando era comunista, no lo<br />

era al servicio d<strong>el</strong> hombre uniformado, sino todo lo contrario. El uniforme es una<br />

fea túnica de color gris salvia con una blusa marrón amarillento. Está hecho para<br />

que una niña de la edad de Janet, doce años, parezca lo más fea posible. Además,<br />

incluye un sombrero verde oscuro, de forma redonda y nada bonito. El color d<strong>el</strong><br />

sombrero y de la túnica no concuerdan. Pero <strong>el</strong>la está encantada. El uniforme fue<br />

escogido por la directora con la que me entrevisté: es una vieja inglesa digna de<br />

admiración, erudita, seca e int<strong>el</strong>igente. Imagino que lo que tenía de mujer murió<br />

antes de sus veinte años; probablemente lo <strong>el</strong>iminó <strong>el</strong>la misma. Se me ocurre que,<br />

al poner a Janet en manos de esta mujer, le estoy ofreciendo a Janet la imagen de<br />

un padre. Pero lo más raro es que yo estaba segura y confiaba en que Janet se<br />

opusiera, rechazando, por ejemplo, <strong>el</strong> ponerse un uniforme tan feo. Sin embargo,<br />

Janet no desea reb<strong>el</strong>arse contra nada.<br />

Su condición de chica joven, aqu<strong>el</strong> encanto petulante de niña consentida que<br />

se puso un bonito vestido hará un año, desapareció en <strong>el</strong> instante en que vistió <strong>el</strong><br />

uniforme. En <strong>el</strong> andén de la estación era una niña simpática y viva dentro de un<br />

uniforme horrible, con <strong>el</strong> encanto derrotado de todo gesto práctico. Al verla,<br />

lamenté la pérdida de aqu<strong>el</strong>la muchacha morena, viva y de ojos oscuros, ligera y<br />

despierta, con su recién descubierta sexualidad y con <strong>el</strong> conocimiento instintivo de<br />

su poder. Al mismo tiempo, noté que pasaba por mi mente algo de veras cru<strong>el</strong>:<br />

¡pobre hija mía, si vas a crecer en una sociedad llena de Ivors y Ronnies, llena de<br />

hombres aterrados y que miden con cuentagotas sus sentimientos, como si pesaran<br />

artículos en una tienda! Más valdría que tomaras como mod<strong>el</strong>o a tu directora, la<br />

señorita Street. Al ver que aqu<strong>el</strong>la muchacha encantadora había desaparecido,<br />

sentí como si algo infinitamente valioso y vulnerable hubiera sido preservado para<br />

que no se dañara. En <strong>el</strong>lo había cierta malicia triunfante, dirigida contra los<br />

hombres: Muy bien; ¿conque no nos apreciáis Pues entonces nos guardaremos<br />

hasta <strong>el</strong> momento en que nos volváis a apreciar. Debiera haberme avergonzado de<br />

aqu<strong>el</strong> despecho y de aqu<strong>el</strong>la malicia, pero sentí cierto placer.<br />

463

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!