09.02.2015 Views

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Se encuentra a Julia en casa de una amiga. Sus r<strong>el</strong>aciones son h<strong>el</strong>adas. Ella,<br />

«casualmente», empieza a contarle lo que ha sucedido con <strong>el</strong> doctor West. En unos<br />

instantes, las dos mujeres vu<strong>el</strong>ven a ser amigas, como si nunca hubieran conocido<br />

aqu<strong>el</strong> período de frialdad. Pero vu<strong>el</strong>ven a ser amigas sobre la base de un aspecto<br />

de su r<strong>el</strong>ación que antes había sido siempre subordinado: la crítica de los hombres.<br />

Julia emula la historia de Ella sobre <strong>el</strong> doctor West con esta otra: una noche,<br />

un actor d<strong>el</strong> teatro donde Julia está trabajando la acompañó a casa y subió a tomar<br />

una taza de café. No tardó nada en comenzar a quejarse de su matrimonio.<br />

—Yo, como siempre, me mostré muy amable y le prodigué los buenos<br />

consejos. Pero me aburría tanto <strong>el</strong> volverlo a oír todo, que me entraban ganas de<br />

gritar.<br />

Julia, a las cuatro de la mañana, le insinuó que se encontraba cansada y que<br />

él debería irse a casa.<br />

—Pero hija, ¡ni que le hubiera insultado gravemente! Me di cuenta de que si<br />

aqu<strong>el</strong>la noche no podía conseguirme, su ego se quedaría por los su<strong>el</strong>os. Y entonces<br />

me fui a la cama con él.<br />

El hombre resultó ser impotente, pero Julia se lo tomó bien.<br />

—Por la mañana dijo que podía volver aqu<strong>el</strong>la noche, y añadió que era lo<br />

mínimo que podía hacer por él: darle una oportunidad de redimirse. Demostró, por<br />

lo menos, cierto sentido d<strong>el</strong> humor.<br />

Y así, <strong>el</strong> hombre pasó otra noche con Julia. Con parecido resultado.<br />

—Como es natural, se fue a las cuatro para que su mujercita creyera que<br />

había estado trabajando hasta tarde. En <strong>el</strong> preciso momento de irse, se volvió y me<br />

dijo: «Eres una mujer castradora; lo imaginé nada más verte».<br />

—¡Jesús! —exclamó Ella.<br />

—¡Sí! —dijo Julia furiosamente—. Y lo divertido es que se trata de un buen<br />

hombre. Quiero decir que de él nunca hubiera esperado este tipo de comentario.<br />

—No debieras haberte ido a la cama con él.<br />

—Pero ya sabes lo que pasa: siempre se produce ese momento en que <strong>el</strong><br />

hombre parece todo él herido en su masculinidad... y no lo puedes soportar;<br />

sientes la necesidad de remontarle los ánimos.<br />

—Sí, pero luego te dan un puntapié bien fuerte. Entonces, ¿por qué lo<br />

hacemos<br />

—Sí, parezco incorregible.<br />

Unas semanas más tarde, Ella ve a Julia y le dice:<br />

—Cuatro hombres con los que yo no he tenido nunca ni un flirt me han<br />

t<strong>el</strong>efoneado para decirme que sus esposas se habían ido fuera, y cada vez lo decían<br />

con un tono de voz más d<strong>el</strong>iciosamente recatado. Realmente es extraordinario:<br />

conoces a hombres que trabajan contigo desde hace años, y basta con que sus<br />

388

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!