09.02.2015 Views

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

yo juntos en <strong>el</strong> fracaso, juntos hasta que la muerte nos separe, amándonos hasta la<br />

muerte.<br />

ELLA: Podrías escribir una comedia sobre eso; me partiría de risa.<br />

Él: Sí, mi amante esposa partiéndose de risa si yo terminara en la miseria.<br />

(Riendo.) Pero <strong>el</strong> chiste es que si tú te encontraras perdida y borracha en un portal,<br />

yo acudiría a ti para infundirme confianza. Sí, es la verdad. Si te encontraras en<br />

semejante estado, yo te seguiría, pues necesito seguridad. Es lo que necesito de ti.<br />

Mi analista lo dice, y ¿quién soy yo para contradecirle<br />

Ella: Sí, es lo que necesitas de mí. Necesitas a Mamá. Que Dios me asista...<br />

(Los dos se ríen, apoyándose uno contra la otra, gritando de risa, sin poder<br />

contenerse.)<br />

ÉL: Eso es; tú eres mi madre. Él lo dice y él tiene siempre razón. No hay<br />

nada malo en odiar a mamá, ¿sabes Está en <strong>el</strong> libro. Hago lo que me corresponde,<br />

así es que no voy a sentirme culpable por <strong>el</strong>lo.<br />

Ella: ¡Ah, no! ¿Por qué ibas a sentirte culpable, ni ahora ni nunca<br />

Él (gritando, con su hermosa cara morena deformada): ¡Porque tú me haces<br />

sentir culpable! Puesto que contigo siempre me equivoco, mamá siempre tiene<br />

razón.<br />

Ella (de repente, sin reír, desesperada, en cambio, por la ansiedad): Por<br />

favor, N<strong>el</strong>son, no me estés siempre atacando; no lo hagas, no puedo soportarlo...<br />

ÉL (blando y amenazador): ¿De modo que no puedes soportarlo Pues<br />

tendrás que aguantarlo a la fuerza. ¿Y sabes por qué Pues porque yo necesito que<br />

lo aguantes... Por cierto, que tal vez seas tú la que debería ir al analista. ¿Por qué<br />

tengo que hacer yo todo <strong>el</strong> esfuerzo Sí, eso es; deberías ser tú quien fuera al<br />

analista, puesto que yo no estoy enfermo. La enferma eres tú. Tú estás enferma...<br />

(Ella abandona la lucha, apartándose de él, exhausta y desesperada. Él<br />

corre hacia <strong>el</strong>la, victorioso pero escandalizado.)<br />

Él: ¿Qué te pasa ahora ¡Eso sí que no! Pero ¿por qué no ¿Cómo sabes que<br />

no eres tú la enferma ¿Por qué he de ser yo <strong>el</strong> que siempre haga las cosas mal<br />

Ah, no pongas esa cara. Ahora tratas de hacerme sentir remordimientos, como<br />

siempre, ¿no es así Pues bien; lo estás consiguiendo. Okey, soy yo <strong>el</strong> equivocado,<br />

de acuerdo, pero, por favor, no te preocupes un solo instante más. Soy siempre yo<br />

<strong>el</strong> que se equivoca. Lo he dicho, ¿verdad Lo he confesado, ¿no Tú eres una<br />

mujer, y por eso tienes siempre razón. Okey, okey, no me quejo; me limito a dar fe<br />

de un hecho: yo soy un hombre, y aunque sólo sea por esto, tengo yo la culpa.<br />

¿Estás de acuerdo<br />

Pero entonces, de pronto, la rubia diminuta (que se había bebido por lo<br />

menos las tres cuartas partes de una bot<strong>el</strong>la de whisky y se mantenía tan tranquila<br />

y controlada como una suave gatita de ojos azules apenas abiertos) se levantó y<br />

dijo:<br />

—Bill, Bill, quiero bailar. Quiero bailar, nene.<br />

420

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!