09.02.2015 Views

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Pero Paul permaneció callado. Al mover a Jimmy, un instante antes, <strong>el</strong><br />

cuerpo de éste había resbalado de modo que ahora Paul tenía sobre las rodillas su<br />

cabeza y hombros. Paul lo meció en sus brazos como a un niño de pecho; durante<br />

<strong>el</strong> resto de la v<strong>el</strong>ada contempló a Maryrose con una sonrisa triste y reposada.<br />

Después, siempre que se dirigía a <strong>el</strong>la, le hablaba con d<strong>el</strong>icadeza, intentando<br />

vencer <strong>el</strong> desprecio de <strong>el</strong>la hacia él. Pero no lo consiguió.<br />

Hacia medianoche, <strong>el</strong> resplandor de los faros de un camión se sobrepuso al<br />

de la luna y, desviándose de la carretera, se posó en un trozo de arena libre junto a<br />

la vía d<strong>el</strong> tren. Era un camión grande, cargado de herramientas y con un pequeño<br />

remolque. El remolque era la vivienda de George Hounslow durante su trabajo de<br />

supervisión en las carreteras. George saltó d<strong>el</strong> asiento d<strong>el</strong> conductor y se acercó a<br />

nosotros, tomando un vaso de vino que Ted le ofrecía. Lo bebió de pie, diciendo<br />

entre tragos:<br />

—Borrachines, catavinos, p<strong>el</strong>lejos. ¡Tumbados ahí, mamando!<br />

Me acuerdo d<strong>el</strong> olor d<strong>el</strong> vino, frío y penetrante, que se desparramó crujiendo<br />

por <strong>el</strong> polvo al derramar Ted una bot<strong>el</strong>la de la que llenaba nuevamente su vaso. El<br />

polvo olió grave y dulcemente, como si hubiera llovido.<br />

George vino a besarme.<br />

—¡Ay, Anna! ¡Hermosa Anna! —exclamó—. No te puedo tener por culpa de<br />

este maldito Willi...<br />

dijo:<br />

Luego dio un empujón a Ted, para besar la mejilla tendida de Maryrose, y<br />

—Con todas las mujeres hermosas que hay en <strong>el</strong> mundo, y aquí sólo<br />

tenemos a dos. Me entran ganas de llorar.<br />

Los hombres se rieron, mientras Maryrose me sonreía. Yo le devolví la<br />

sonrisa. Su sonrisa estaba llena de un dolor repentino, y entonces me di cuenta de<br />

que la mía también. Luego pareció inquieta por haberse traicionado, y rápidamente<br />

desviamos los ojos, apartándolos de aqu<strong>el</strong> instante tan franco y vulnerable. Me<br />

parece que ninguna de las dos hubiera querido analizar <strong>el</strong> dolor que habíamos<br />

sentido. George se sentó d<strong>el</strong>ante de nosotras, con un vaso repleto de vino en la<br />

mano, y dijo:<br />

—Borrachines y camaradas: cesad de repantigaros; ha llegado <strong>el</strong> momento<br />

de contarme las nuevas.<br />

Nos agitamos, cobramos ánimo, olvidamos nuestro cansancio. Escuchamos a<br />

Willi informar a George sobre la situación política en la ciudad. George era un<br />

hombre muy serio. Sentía un profundo respeto por Willi, por <strong>el</strong> cerebro de Willi.<br />

Estaba convencido de que él era estúpido. Estaba convencido, y seguramente lo<br />

había estado durante toda su vida, de su insuficiencia en todo y, también, de su<br />

fealdad.<br />

Lo cierto es que era bastante bien parecido o, por lo menos, las mujeres se<br />

sentían atraídas por él, aunque no se dieran cuenta. La señora Lattimer, por<br />

ejemplo, aqu<strong>el</strong>la bonita p<strong>el</strong>irroja, no paraba de exclamar cuan repulsivo era, pero<br />

no le quitaba los ojos de encima. Era bastante alto, aunque no lo parecía debido a<br />

sus anchos hombros, que echaba hacia d<strong>el</strong>ante. El cuerpo se le estrechaba<br />

97

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!