09.02.2015 Views

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

era lo contrario d<strong>el</strong> primero, e implicaba un cambio de toda su personalidad.<br />

Cuando contaba anécdotas satíricas, su actitud era maliciosa, irónica y<br />

complaciente. Pero cuando hablaba de sus enfermos, se ponía serio. Adoptaba una<br />

actitud exacta a la de Ella con respecto a las «señoras Brown» (nombre que muy<br />

pronto empezaron a utilizar para referirse a quienes escribían las cartas a la<br />

revista). Hablaba de <strong>el</strong>los con una gran bondad y d<strong>el</strong>icadeza, pero también con<br />

agresiva lástima. La agresividad se debía a la cólera que le producía su impotencia.<br />

Aqu<strong>el</strong>la noche Paul le gustó tanto que fue como si lo d<strong>el</strong> prado no hubiera<br />

ocurrido. La acompañó a casa y, hablando, entró en <strong>el</strong> recibidor. Subieron las<br />

escaleras y Ella pensaba: «Supongo que tomaremos un café y luego él se<br />

marchará». Lo pensaba sinceramente... Y, no obstante, cuando él le volvió a hacer<br />

<strong>el</strong> amor, pensó: «En fin, es natural; nos hemos sentido tan juntos durante toda la<br />

noche...». Después, él exclamó en tono quejumbroso:<br />

—i Claro que sabías que iba a hacerte otra vez <strong>el</strong> amor!<br />

—Pues no, no lo sabía. Y si no lo hubieras hecho, no me hubiera importado.<br />

—¡Qué hipócrita eres! No tienes derecho a ignorar hasta ese punto tus<br />

propios motivos...<br />

Aqu<strong>el</strong>la noche pasada con Paul Tanner resultó para Ella su experiencia más<br />

profunda junto a un hombre. Fue tan distinta de sus experiencias pasadas, que<br />

éstas perdieron toda importancia. Aqu<strong>el</strong>la sensación era tan definitiva que cuando<br />

al amanecer Paul preguntó: « ¿Qué opina Julia de estas cosas», Ella replicó,<br />

distraída: « ¿Qué cosas».<br />

—La semana pasada, por ejemplo, cuando dijiste que habías traído a un<br />

hombre de la fiesta.<br />

—¡Estás loco! —exclamó, riéndose con serenidad.<br />

Estaban a oscuras. Ella giró la cabeza para verle la cara, y distinguió <strong>el</strong><br />

contorno oscuro de su mejilla recortado a contraluz. Había algo lejano y solitario en<br />

<strong>el</strong>lo. «Ya vu<strong>el</strong>ve a estar en aqu<strong>el</strong> mismo estado de ánimo», pensó Ella. Pero esta<br />

vez no se sintió turbada por aqu<strong>el</strong>la idea, pues la simplicidad d<strong>el</strong> tacto cálido de sus<br />

muslos quitaba importancia al alejamiento de su rostro.<br />

—Pero ¿qué dice Julia<br />

—¿Sobre qué<br />

—¿Qué va a decir por la mañana<br />

—¿Y por qué crees que va a decir algo<br />

—¡Ah, ya! —dijo brevemente. Luego se levantó y añadió—: Tengo que ir a<br />

casa a afeitarme y cambiar de camisa.<br />

Aqu<strong>el</strong>la semana acudió todas las noches, tarde, cuando Micha<strong>el</strong> ya estaba en<br />

la cama. Y por las mañanas se marchaba, temprano, para «coger una camisa<br />

limpia».<br />

172

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!