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el-cuaderno-dorado_dorislessing

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Cuando se vieron, la noche siguiente, ambos estaban a la defensiva. Pero<br />

unos minutos después, aqu<strong>el</strong>la actitud había desaparecido y volvían a sentirse muy<br />

unidos. En algún momento de la noche él dijo:<br />

—Qué raro, ¿verdad Es cierto que, si estás enamorado de una mujer,<br />

dormir con otra no significa nada.<br />

Cuando lo dijo, <strong>el</strong>la no lo oyó; algún resorte interior le impedía oírle cuando<br />

decía cosas que la podían herir. Pero lo oyó al día siguiente : las palabras volvieron<br />

de repente a su mente y las escuchó. Así que aqu<strong>el</strong>las dos noches pasadas había<br />

estado experimentando con otra, había tenido su misma experiencia. Volvió a<br />

sentirse segura con él y volvió a tenerle confianza. Luego él empezó a interrogarla<br />

sobre lo que había hecho durante aqu<strong>el</strong>los dos días. Le dijo que había salido a<br />

almorzar con un editor que le había publicado un cuento...<br />

—He leído uno de tus cuentos —la interrumpió él—. Era bastante bueno.<br />

Lo dijo con pesar, como si hubiera preferido que hubiese sido malo.<br />

• ¡Pues claro! ¿Por qué no tenía que ser bueno —preguntó <strong>el</strong>la.<br />

—Imagino que él era tu marido George, ¿no<br />

—En parte, no d<strong>el</strong> todo.<br />

—¿Y <strong>el</strong> editor<br />

Durante un instante estuvo por confesarle que había tenido la misma<br />

experiencia que él. Pero luego reflexionó: «Si es capaz de enfadarse por cosas que<br />

no han pasado, ¿qué va a decir si le cuento que me fui a la cama con aqu<strong>el</strong><br />

hombre La verdad es que no me fui. No cuenta, no es lo mismo».<br />

Más tarde, Ella decidió que «<strong>el</strong> estar juntos» (no empleó nunca la palabra<br />

aventura) había empezado en aqu<strong>el</strong> momento, cuando hicieron la prueba de salir<br />

con otras personas y descubrieron que lo que sentían <strong>el</strong> uno por la otra hacía que<br />

los demás no contaran. Aqu<strong>el</strong>la fue la única infid<strong>el</strong>idad a Paul, y no creía que<br />

importara nada. No obstante, le pesaba haberlo hecho porque más tarde significó la<br />

cristalización de las acusaciones de él hacia <strong>el</strong>la. Después, él acudió casi cada<br />

noche, y cuando no podía, <strong>el</strong>la estaba segura de que no era porque no quisiera.<br />

Llegaba tarde a causa de su trabajo y por los niños. Le ayudaba con las cartas de<br />

las «señoras Brown», lo que procuraba un inmenso placer a Ella, pues trabajaban<br />

juntos por aqu<strong>el</strong>la gente a la que, de vez en cuando, podían ayudar. Nunca pensaba<br />

en su mujer. Por lo menos, al principio. Únicamente le preocupaba Micha<strong>el</strong>. El niño<br />

había querido a su padre, quien volvía a estar casado en América. Era natural que<br />

<strong>el</strong> niño expresara aqu<strong>el</strong> cariño hacia <strong>el</strong> nuevo hombre. Pero cuando Micha<strong>el</strong> le<br />

abrazaba o corría a recibirle, Paul se ponía rígido. Ella observaba cómo,<br />

instintivamente, adoptaba aqu<strong>el</strong>la actitud rígida y profería una risa de conejo, antes<br />

de que empezara a operar su int<strong>el</strong>igencia (la int<strong>el</strong>igencia d<strong>el</strong> cura de almas,<br />

tratando de enfrentarse d<strong>el</strong> mejor modo posible a la situación). Luego se<br />

desprendía suavemente de los brazos de Micha<strong>el</strong> y empezaba a hablarle en voz<br />

reposada, como a una persona mayor. Y Micha<strong>el</strong> reaccionaba bien. A Ella le dolía<br />

ver cómo, al negárs<strong>el</strong>e <strong>el</strong> afecto paterno, <strong>el</strong> niño reaccionaba como un adulto, con<br />

seriedad, respondiendo a preguntas serias. Se le privaba de la espontaneidad de un<br />

determinado tipo de afecto. Reservaba todo su cariño y agradecimiento para su<br />

madre, mientras que hacia Paul, hacia <strong>el</strong> mundo masculino, reaccionaba con juicio,<br />

calma y sentido común. A veces Ella se alarmaba: «Estoy perjudicando a Micha<strong>el</strong> —<br />

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