09.02.2015 Views

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

nombre formaba parte de su oficio: señora Patricia Brent, redactora jefe. Ella se fue<br />

a sentar junto a Patricia, quien le dijo:<br />

—El doctor West nos ha estado contando que te has p<strong>el</strong>eado con él por culpa<br />

de sus cartas.<br />

Ella dirigió una mirada rápida a su alrededor y vio que los asistentes<br />

sonreían a la expectativa. El episodio había sido ofrecido como entretenimiento<br />

para la reunión, y se esperaba que Ella siguiera la corriente hasta cierto punto;<br />

luego se abandonaría <strong>el</strong> tema. Pero no era cuestión de que surgiera una auténtica<br />

discusión o desacuerdo. Ella contestó, con una sonrisa:<br />

—No puede decirse que haya sido una p<strong>el</strong>ea —y añadió, en un tono<br />

d<strong>el</strong>iberadamente quejoso y de buen humor, tal como se esperaba de <strong>el</strong>la—: De<br />

todos modos, resulta muy deprimente... Toda esa gente necesitada, por la que<br />

nada puede hacerse...<br />

Se dio cuenta de que había dicho «esa gente» y se enojó, quedándose<br />

abatida. «No debería haber venido —pensó—. Esta gente (y ahora se refería a los<br />

West y a todo lo que <strong>el</strong>los representaban) sólo te tolera si eres como <strong>el</strong>los.»<br />

—Ah, esto es lo importante —dijo <strong>el</strong> doctor West, con vivacidad. Era un<br />

hombre muy vivaz y competente. Añadió, remedando a Ella—: A menos que cambie<br />

todo <strong>el</strong> sistema, claro. Nuestra Ella es revolucionaria sin saberlo.<br />

—Yo suponía —replicó Ella— que todos queríamos que cambiara <strong>el</strong> sistema.<br />

Pero eso no era, en absoluto, lo que tenía que haber dicho. El doctor West<br />

frunció <strong>el</strong> entrecejo sin querer, y luego sonrió.<br />

—¡Claro que sí! —exclamó—. Y cuanto antes, mejor.<br />

Los West votaban laborista. El hecho de que <strong>el</strong> doctor West fuera laborista<br />

era causa de orgullo para Patricia Brent, pues <strong>el</strong>la era conservadora. Demostraba<br />

así su tolerancia. Ella no tenía una línea política, pero también era un personaje a<br />

los ojos de Patricia, por la irónica razón de que no disimulaba su desprecio hacia la<br />

revista. Compartía <strong>el</strong> despacho con Patricia. El ambiente d<strong>el</strong> despacho, como todos<br />

los demás que tuvieran algo que ver con la revista, tenía <strong>el</strong> tono típico de la<br />

publicación: recatado, femenino, pedante. Y las mujeres que trabajaban allí<br />

parecían haber adquirido <strong>el</strong> mismo estilo involuntariamente, incluso la misma<br />

Patricia, que no era en absoluto ninguna de esas cosas, sino más bien amable,<br />

cordial, directa y fi<strong>el</strong> a una determinada línea de conducta. A pesar de <strong>el</strong>lo, en <strong>el</strong><br />

despacho decía cosas que no respondían en absoluto a su personalidad, y Ella,<br />

como para protegerla, se lo echaba en cara. Luego le decía que, aun cuando ambas<br />

tuvieran que trabajar para ganarse la vida, no debían mentirse acerca de su<br />

actuación. Había supuesto, y casi deseado, que Patricia la despediría. Pero no sólo<br />

no lo hizo sino que la había invitado a un almuerzo muy caro, en <strong>el</strong> curso d<strong>el</strong> cual<br />

Patricia se defendió. Ella descubrió que aqu<strong>el</strong> trabajo era para Patricia una derrota.<br />

Había llevado la sección de modas de una de las revistas femeninas más <strong>el</strong>egantes<br />

e importantes, pero, por lo visto, no la habían considerado capacitada. Era una<br />

revista con pretensiones culturales, que necesitaba tener una directora con olfato<br />

para husmear lo que estaba de moda en <strong>el</strong> mundo d<strong>el</strong> arte. Patricia no entendía<br />

gran cosa d<strong>el</strong> mundillo artístico, lo cual para Ella era una cualidad, y <strong>el</strong> propietario<br />

de aqu<strong>el</strong> grupo de publicaciones femeninas había cambiado a Patricia, colocándola<br />

en Mujeres y Hogar, revista destinada a las féminas de la clase obrera y totalmente<br />

desprovista de tono cultural. A Patricia <strong>el</strong> trabajo le cuadraba muy bien, y era esto<br />

154

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!