09.02.2015 Views

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—He tenido suerte de no haber sido torturada ni asesinada, de no haber<br />

muerto de hambre o en la cárc<strong>el</strong>... —Me mira con paciencia irónica y, tras una<br />

pausa, continúo—: Seguro que se da cuenta de que, pase lo que pase en esta<br />

habitación, no nos r<strong>el</strong>aciona sólo con lo que usted llama creatividad. Nos r<strong>el</strong>aciona,<br />

además, con... Bueno, no sé cómo llamarlo.<br />

—Me alegra que no haya pronunciado <strong>el</strong> término destrucción.<br />

—De acuerdo; todo tiene dos caras y demás, pero, con todo, cuando en<br />

alguna parte ocurre algo terrible, yo sueño con <strong>el</strong>lo, como si me concerniera<br />

personalmente.<br />

—¿Ha estado recortando las malas noticias de los periódicos y pegándolas<br />

en <strong>el</strong> diario de esta experiencia para sugestionarse sobre lo que debía soñar<br />

—Pero, señora Marks, ¿qué hay de malo en <strong>el</strong>lo<br />

Hemos llegado a este atasco tantas veces antes, que ninguna de las dos<br />

hace <strong>el</strong> menor esfuerzo para salir de él. Se ha quedado sonriéndome, seca y<br />

pacientemente, mientras yo me enfrentaba con <strong>el</strong>la en actitud de reto.<br />

9 de abril de 1954<br />

Hoy, cuando me iba, la señora Marks ha preguntado:<br />

—Y ahora, querida, ¿cuándo volverá a escribir<br />

Claro que le podía haber contestado que durante toda esta temporada he<br />

escrito con más o menos regularidad en <strong>el</strong> diario, pero <strong>el</strong>la no se refería a esto.<br />

—Seguramente, nunca.<br />

Ha hecho un gesto de impaciencia, casi de irritación; parecía molesta, como<br />

un ama de casa a la que le han desbaratado los planes. El gesto era sincero, no<br />

tenía nada que ver con las sonrisas, cabezadas o impacientes chasquidos de la<br />

lengua que utiliza para llevar <strong>el</strong> timón de sus sesiones.<br />

—¿Cómo no comprende —he inquirido, con intención sincera de hacérs<strong>el</strong>o<br />

entender— que me resulta imposible leer un periódico sin que cuanto en él se dice<br />

me parezca tan horrible que a nada, ni a una sola línea que yo pueda escribir, le<br />

reconozco la menor importancia<br />

—En ese caso no debería leer periódicos.<br />

Me he reído, y un instante después, <strong>el</strong>la ha sonreído conmigo.<br />

15 de abril de 1954<br />

222

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!