09.02.2015 Views

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Oí que <strong>el</strong> proyeccionista se reía. Estaba encantado porque era incapaz de<br />

evitar que me salieran estas palabras; estaba sádicamente encantado.<br />

—Ya te lo dije —dijo con la mano ya alzada para volver a empezar la<br />

p<strong>el</strong>ícula—. Ya te dije que no lo podías hacer.<br />

Me desperté en <strong>el</strong> cuarto oscuro y cerrado, iluminado en tres sitios por <strong>el</strong><br />

resplandor d<strong>el</strong> fuego. Me sentía agotada a causa d<strong>el</strong> sueño. En seguida supe que<br />

me había despertado porque Saul estaba cerca. No sentía ningún movimiento, pero<br />

intuía su presencia. Incluso sabía <strong>el</strong> sitio exacto donde se encontraba, de pie, un<br />

poco retirado de la puerta d<strong>el</strong> r<strong>el</strong>lano. Le podía ver, en una actitud tensa e indecisa,<br />

tirándose d<strong>el</strong> labio, no sabiendo si entrar. Le llamé:<br />

—Saul, estoy despierta.<br />

Entró y dijo con una voz falsamente cordial:<br />

—Hola. Creía que estabas durmiendo.<br />

Entonces supe quién había sido <strong>el</strong> proyeccionista de la p<strong>el</strong>ícula de mi sueño,<br />

y dije:<br />

—¿Sabes que te has convertido en una especie de conciencia o crítico<br />

interior Te acabo de soñar en este pap<strong>el</strong>.<br />

Me dirigió una mirada larga, fría y astuta.<br />

—Si me he convertido en tu conciencia, vaya broma, porque no hay duda de<br />

que tú eres la mía.<br />

—Saúl, nos hacemos mutuamente mucho daño.<br />

Estuvo a punto de decir: «Puede que yo te haga daño a ti, pero a mí me<br />

haces mucho bien...».<br />

Apareció en su cara la mirada de persona caprichosa y arrogante que era la<br />

máscara más apropiada para estas palabras. Le detuve, diciendo:<br />

—Tendrás que acabarlo. Debiera hacerlo yo, pero no soy lo bastante fuerte.<br />

Reconozco que tú eres mucho más fuerte que yo, aunque creí que era al revés.<br />

Contemplé cómo la ira, la repugnancia y la sospecha pasaban por su rostro.<br />

Me vigilaba con los ojos agudizados. Sabía que iba a entablar una lucha que<br />

provendría de la personalidad que me odiaba, pues le estaba quitando algo.<br />

También sabía que cuando fuera «él mismo», reflexionaría sobre lo que había dicho<br />

y, como era una persona responsable, haría lo que yo le había pedido.<br />

Mientras tanto, dijo con hosquedad:<br />

—Así es que me echas de una patada.<br />

—No es lo que he dicho. —Le hablaba al hombre responsable.<br />

—Como no me someto a tus caprichos, me echas a patadas.<br />

520

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!