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el-cuaderno-dorado_dorislessing

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podido comprenderlo, ¡y tú y Molly no os cansáis de decirme que es una mujer tan<br />

int<strong>el</strong>igente!<br />

Esto último lo dijo con un tono tan propio de víctima de una injusticia, que<br />

Anna volvió a reírse, sinceramente.<br />

—Richard, eres un caso cómico. Sí, realmente lo eres. En fin, no discutamos.<br />

Sufriste un trauma muy grave cuando la familia se tomó en serio tu flirteo con <strong>el</strong><br />

comunismo, y <strong>el</strong> resultado es que no puedes disfrutar d<strong>el</strong> dinero. Por otro lado,<br />

siempre has tenido muy mala suerte con tus mujeres. Molly y Marion son bastante<br />

estúpidas, y las dos tienen un carácter desastroso.<br />

Richard miraba de frente a Anna, con su testarudez característica.<br />

—Así es como lo veo yo, sí.<br />

—Bueno. ¿Y qué más<br />

Richard apartó los ojos de su interlocutora; se quedó frunciendo <strong>el</strong> ceño,<br />

clavando la mirada en una hilera de d<strong>el</strong>icadas hojas verdes que se reflejaban en <strong>el</strong><br />

cristal oscuro. Anna pensó que no quería verla por la razón de siempre, para atacar<br />

a Molly a través de <strong>el</strong>la, sino con objeto de anunciar un nuevo plan.<br />

—¿Qué intenciones tienes, Richard ¿Vas a dejar a Marion y a pasarle una<br />

pensión ¿Es eso ¿Tienes <strong>el</strong> plan de que Marión y Molly vivan juntas los años de la<br />

vejez, en alguna parte, mientras que tú... —Anna se interrumpió, dándose cuenta<br />

de que aqu<strong>el</strong>la ocurrencia fantasiosa se acercaba, de hecho, a la verdad, y<br />

exclamó—: ¡Oh, Richard! No puedes abandonar a Marion ahora. Especialmente<br />

ahora que ha empezado a controlar la bebida.<br />

Richard dijo con vehemencia:<br />

—No le importo nada. Es incapaz de dedicarme un minuto. Parece como si<br />

yo no estuviera en la casa.<br />

En su voz se reflejaba la vanidad herida. La huida de Marión para escapar a<br />

su situación de prisionera o de compañera víctima, le había dejado desamparado y<br />

ofendido.<br />

—¡Por Dios, Richard! Te has pasado años sin hacerle ningún caso. Te has<br />

limitado a usarla como...<br />

De nuevo los labios de él temblaron con vehemencia, y sus ojos, grandes y<br />

oscuros, se llenaron de lágrimas.<br />

—¡Dios mío! —se limitó a decir Amia, con un suspiro.<br />

Estaba pensando: «Resulta que Molly y yo somos unas estúpidas. Es sólo<br />

esto; ésta es su manera de querer a una persona, y se muestra incapaz de<br />

comprender otra cosa. Probablemente también Marion lo entiende así».<br />

—¿Y cuál es tu plan He tenido la impresión de que mantienes r<strong>el</strong>aciones<br />

con esa chica de ahí fuera. ¿Es eso<br />

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