09.02.2015 Views

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

el-cuaderno-dorado_dorislessing

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Jackson nos miraba arrugando y desarrugando las cejas, como si un dolor<br />

de desconcierto le crispara intermitentemente la pi<strong>el</strong> de la cara. Por lo demás, no<br />

tenía ni la menor idea de por qué la señora Boothby estaba tan enojada.<br />

Dijo, despacio:<br />

—Señora, he trabajado con usted quince años...<br />

Entonces intervino George:<br />

—Yo hablaré con <strong>el</strong>la, Jackson.<br />

George nunca había dirigido la palabra a Jackson. Se sentía demasiado<br />

culpable en su presencia.<br />

Al oír aqu<strong>el</strong>lo, Jackson volvió los ojos despacio hacia George y parpadeó<br />

lentamente, como alguien a quien le acaban de dar un puñetazo. George estaba<br />

inmóvil, esperando. Entonces Jackson inquirió:<br />

—¿Usted no quiere que nos marchemos, Baas<br />

No sé <strong>el</strong> verdadero significado de tales palabras. Quizá Jackson había sabido<br />

lo de su mujer durante todo <strong>el</strong> tiempo; esto al menos era lo que pareció en aqu<strong>el</strong><br />

momento. George cerró los ojos un instante, luego tartamudeó algo que sonó<br />

ridículo, como si fuera un idiota tratando de hablar, y por fin salió de la cocina<br />

tropezando con todo.<br />

Medio alzamos, medio empujamos a Jimmy para sacarle de la cocina, y<br />

dijimos:<br />

—Buenas noches, Jackson. Gracias por tratar de ayudar a Baas Jimmy.<br />

Pero él no respondió.<br />

Paul y yo metimos a Jimmy en la cama. Luego, cuando descendíamos de los<br />

dormitorios en las tinieblas y bajo la llovizna, oímos a George hablando con Willi<br />

unos pasos más allá. Willi decía:<br />

—Ya, claro... Naturalmente... Es muy probable...<br />

Y George se iba desatando con creciente incoherencia.<br />

Paul me habló, en voz baja:<br />

—Por Dios, Anna. Vamos, ven.<br />

—No puedo —objeté.<br />

—Cualquier día desapareceré d<strong>el</strong> país. Puede que no volvamos a vernos.<br />

—Ya sabes que no puedo.<br />

129

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!