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Raimundo Llanio Navarro - biblioteca biomedica

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9. Por una palabra formada con las iniciales de los síntomas principales: síndrome VATER, síndrome<br />

LEOPARD, síndrome HELLP, síndrome CRET, síndrome TAR.<br />

10. Por el lugar geográfico: síndrome de Meleda (isla del mar Adriático donde fue observado por<br />

primera vez), síndrome de Tangier.<br />

11. Por motivos religiosos: síndrome de Jobs. Que se basa en un precepto bíblico que dice: "Satán<br />

estigmatizó a Job con granos desde la planta de los pies a la coronilla".<br />

12. Con el nombre de personajes de novelas: síndrome de Munchaussen, personas con trastornos<br />

psiquiátricos que recuerdan al célebre personaje barón de Munchaussen, famoso porque siempre<br />

mentía e inventaba hazañas en que había participado.<br />

En este libro mantendremos los autores en la designación de los síndromes en general sin entrar<br />

en la discusión entre los defensores y los detractores de los epónimos, aunque en otros utilizaremos<br />

el nombre más conocido por los médicos.<br />

Es bueno recordar que la medicina no es la única ciencia que utiliza epónimos. Los biólogos los<br />

utilizan aunque con más sistematización. Los químicos para nombrar nuevos elementos (parisium,<br />

californium). Los físicos para nombrar sus leyes o fenómenos. Los cartógrafos o exploradores para dar<br />

nombre a países, pueblos, ríos, etc. (América, Alejandría). Los astrónomos para nombrar los planetas<br />

y las estrellas.<br />

Sin embargo, en la medicina se ha creado una confusión y muchos están en contra de los epónimos<br />

por la falta de codificación sistemática en este campo.<br />

Actualmente existen dos corrientes en la terminología para designar entidades patológicas: científica<br />

(aún compleja y confusa), que sigue el método escolástico para tratar de categorizar, dar a una<br />

entidad su clasificación y finalmente un número; y el otro método, menos científico, que designa una<br />

entidad por el nombre del descubridor, el del paciente o cualquiera de las variantes antes enumeradas,<br />

o simplemente por decisión caprichosa.<br />

Se puede considerar que el epónimo ha sido útil en la literatura médica en todos estos años y ha<br />

brindado un beneficio doble: en primer lugar honrar y recordar a su descubridor como un respetuoso<br />

y merecido homenaje para autores tan eximios, y en segundo lugar facilitar su identificación para<br />

recordar los diferentes síndromes y síntomas, que de otra forma obligaría a escribir una frase más o<br />

menos larga para nominar el síndrome, lo que trae como consecuencia que a veces son tantos los<br />

síntomas señalados en su denominación que casi se describe el síndrome.<br />

En apoyo a los defensores de los epónimos se puede añadir que estos han tenido y tienen un<br />

papel importante, pues permiten perpetuar el aspecto humanístico de la medicina.<br />

El aprendizaje que significó escribir este libro ha sido para los autores y en particular para mí, que<br />

he escrito o revisado todos los síndromes varias veces, una gran enseñanza. Hemos disfrutado con las<br />

anécdotas relacionadas con los síndromes y sus orígenes, citemos solo dos ejemplos: la historia del<br />

almirante holandés (barón de Wassenaer) que en 1879 durante una comida copiosa en la que además<br />

ingirió mucho alcohol, presentó una crisis de vómitos y por los esfuerzos realizados se le lesionó<br />

gravemente el esófago y comenzó a expulsar sangre, tras lo cual sentenció "voy a morir pronto", lo<br />

que efectivamente ocurrió. Su médico Hermann Boerhaave lo describió con tanta precisión la primera<br />

vez, que desde entonces lleva su nombre (síndrome de Boerhaave). El caso del síndrome Albatros,<br />

basado en la fábula de Samuel Taylor Coleridge (Rima del antiguo marinero) quien narra la historia<br />

de un navegante que mató a uno de esos pájaros, que nunca han hecho mal a nadie, y cómo sufrió<br />

durante largos años hasta su total arrepentimiento, lo que entusiasmó a Johnstone y colaboradores<br />

para ponerle ese nombre a ciertos casos de gastrectomía por úlcera, realizada por cirujanos que no han<br />

tenido en cuenta una serie de situaciones personales de los enfermos y cargan durante muchos años<br />

con la condena, que le reclaman estos pacientes, cuyos padecimientos han empeorado.<br />

Por todo lo expuesto acerca del síndrome, consideramos que el médico que tenga conocimiento y<br />

domine esta materia, simbólicamente tiene la llave para poder penetrar en el misterioso, infinito y<br />

apasionante mundo de la medicina.<br />

X<br />

Prof. <strong>Raimundo</strong> <strong>Llanio</strong> <strong>Navarro</strong>

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