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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

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En este estudio nos centraremos en la definición de recurso como desviación. Partiremos de<br />

la base de que todas estas formas utilizadas de manera habitual en el lenguaje publicitario, siguen<br />

constituyendo una trasgresión de la norma, y es precisamente esta violación la que contribuye con<br />

la estrategia general de la publicidad a despertar comportamientos a pesar de que muchos de estos<br />

recursos estén tan agotados pueden menoscabar sus efectos.<br />

El tercero de los autores de la Retórica Clásica Francesa es Beauzeé. En su ordenación,<br />

hallamos la consideración de la figura como desviación con una leve diferencia de la clasificación<br />

de Fontainer. En las diferentes argumentaciones, Beauzeé intenta proporcionar a cada una de las<br />

formas lingüísticas un ámbito afectivo o estético y para ello realiza dentro de cada grupo una serie<br />

de subdivisiones.<br />

De dicción<br />

De sintaxis<br />

FIGURAS De oración (tropos)<br />

De elocución<br />

De estilo<br />

En ambos casos, se ha tomado como criterio de la clasificación, por un lado la concepción<br />

de figura como desviación, y por otro las diferentes operaciones que se efectúan sobre la lengua o<br />

los pensamientos.<br />

Este criterio también está implícito en la clasificación de Jean Cohen. Para este autor la<br />

norma ya no se fundamenta en el uso. Se basa en “…un conjunto limitado e invariante de reglas<br />

operativas…” y por lo tanto toma en cuenta la noción de desvío como trasgresión sistemática de la<br />

norma y se deja atrás la noción de la frecuencia de uso.<br />

Cohen establece un sistema de oposiciones mediante el cual va a definir y clasificar los<br />

recursos retóricos. La fuerza y el grado de la trasgresión definirá al recurso. De esta manera se<br />

introduce una nueva noción, la escala del grado de desviación respecto del principio de no<br />

contradicción (Cohen, 1970). Pueden existir, según este criterio, contradicciones fuertes,<br />

contradicciones débiles.<br />

(Cuadro 3: hexágono de Blanché). Los términos A y Z, suelen corresponderse con paradigmas<br />

binarios, resultando de estos una relación disyuntiva, uno representa la negación pura del otro.<br />

Por ejemplo, verdadero / falso. Son términos opuestos, tanto, que en el diccionario uno sirve para<br />

definir al otro. Verdadero: lo que no es falso. Estos dos términos son los que constituyen los<br />

términos polares. Pero la contradicción no tiene por que tener un grado tan alto. Entre medias de<br />

ambos términos pueden existir distintas opciones: Grande / mediano / pequeño. En este caso la<br />

negación gramatical es menor. En estos dos niveles de negación nos encontramos pues con grados<br />

diferentes, en el primer caso existe un grado más fuerte, puesto que niega universalmente el<br />

predicado, en el segundo sólo niega la universalidad. Pequeño resultará, pues, ser la negación<br />

fuerte de grande, mientras que mediano es la negación débil de ambos. (Cohen, 1970). Tal y como<br />

refleja el hexágono de Blanché, encontraremos negaciones fuertes, (“pequeño”, “grande”), o débiles,<br />

(“mediano”) a las que Cohen define como términos neutros. Las negaciones fuertes se corresponden<br />

con los términos extremos.<br />

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