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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

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Los principales defensores de sus proposiciones han sido McGuire y Carreras. Ambos han<br />

partido de las ideas aristotélicas acerca de la Retórica para establecer sus modelos comunicativos.<br />

Detengámonos en la comparación entre McGuire y Aristóteles. Para ambos existen elementos<br />

fuera del discurso capaz de persuadir. Tanto los elementos del discurso como los ajenos a él deben<br />

ser conocidos y controlados a la hora de establecer una comunicación persuasiva.<br />

Recordemos que fue Aristóteles el primero en reconocer estos elementos. En su libro de<br />

Retórica, analiza cada uno de ellos, y aporta datos suficientes para lograr hacer de ellos<br />

mecanismos perfectos de persuasión. Es obvio que Aristóteles no contaba con elementos como los<br />

medios de comunicación actuales, ni podía conocer su poder. Pero a pesar de ello, y del tiempo<br />

transcurrido entre ambos autores, la vigencia de sus conocimientos se hace patente en los modelos<br />

actuales.<br />

Aristóteles va a considerar elemento por elemento, y va a tratar de definirlo y analizarlo,<br />

con el único fin de sacar el máximo partido a cada uno de ellos.<br />

En su Retórica nos plantea los siguientes elementos:<br />

1. El mensaje<br />

2. Las pasiones<br />

3. El orador<br />

4. El receptor<br />

5. El tipo de discurso.<br />

Estos elementos son traducidos por McGuire como:<br />

1- el mensaje<br />

2- el destino<br />

3- la fuente<br />

4- el receptor<br />

5- el canal.<br />

Entre ambas divisiones podemos encontrar semejanzas asombrosas. Aristóteles consideraba<br />

los medios o pruebas con los que se podía contar para suscitar la confianza, la credibilidad, y<br />

consecuentemente la adhesión del Enunciatario, basándose en el carácter (ethos), de quien habla, y<br />

en los estados pasionales, mediante los cuales el enunciador torna el juicio, consiguiendo que el<br />

enunciatario crea en la verdad de las razones expuestas. Siglos más tarde McGuire hace una serie<br />

de matizaciones referentes a los componentes del mensaje persuasivo. Los elementos son tomados<br />

exactamente como los anunció Aristóteles: ethos o carácter de quien habla, homologable a lo que<br />

hoy definimos como credibilidad, el pathos, a cerca de la habilidad del orador para mover<br />

emociones en su audiencia, y el logos; o verdad lógica de los argumentos presentados.<br />

De estos tres elementos nace el modelo Aristotélico de la comunicación persuasiva colectiva<br />

o Modelo central de la Retórica. (Figura 2).<br />

En este modelo Aristóteles tomó en cuenta las tres vías posibles de persuasión. Aristóteles<br />

concibe el discurso como un mensaje y lo somete a una división del tipo: emisor-mensaje-receptor.<br />

La Retórica debía incidir sobre estos tres elementos partiendo de las circunstancias particulares de<br />

cada comunicación. Ya Sócrates apuntaba a la importancia que en el discurso tenían estos<br />

elementos, aunque de una manera muy vaga: “no es difícil alabar a los atenienses ante los<br />

atenienses, hay que saber alabar como real, por ejemplo entre los escitas, los espartanos o los<br />

filósofos” (Diálogos de Platón, Gredos, 1981, Vol. I).<br />

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