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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

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concepción armónica del desarrollo humano, regida por el valor de la persona y, anteponiendo una<br />

jerarquía subordinada siempre a la formación moral.<br />

Por eso no considera que la retórica sea neutra ,buena o mala ,según el uso que se haga de<br />

ella, sino que es un arte esencialmente bueno, ya que a su cargo está el perfeccionar una facultad<br />

del hombre: la moral. Para Quintiliano, no tiene sentido hablar de la persuasión como un manejo<br />

del ánimo del auditorio para éxito del orador con el fin de obtener beneficios propios, la verdadera<br />

persuasión está en función del triunfo de la justicia, y de ella saca su fuerza: sólo por ella<br />

persuade<br />

Este tema parece preocuparle extremamente, hasta tal punto que le otorga a la retórica el<br />

valor de Virtud. Por tanto, la educación que marca para el orador es, en realidad, una educación<br />

en y para la virtud.<br />

Si se proporciona al orador una educación recta colmada de verdades, en ningún momento<br />

se puede producir ningún tipo de juicio amoral. Si esto ocurriera sería un claro síntoma de que el<br />

orador estaba mal formado. De ahí la importancia de la educación, una educación que no sólo<br />

estaba en manos de los maestros, sino que tenía profundas raíces en la familia y los ambientes que<br />

rodeaban al alumno.<br />

Quintiliano nos legó un hermoso tratado de pedagogía sin parangón hasta el momento.<br />

Muchos de sus principios pedagógicos tienen valor actual y hay que destacar la utilización que<br />

hace de conocimientos psicológicos.<br />

En este tratado nos instruye a cerca de todo el programa a seguir en la formación del<br />

orador, desde los primeros años hasta las últimas clases.<br />

Quintiliano reconoce la necesidad de investigar acerca de las partes esenciales que todo<br />

discurso debe poseer, estas partes ya definidas por Cicerón, van a ser reelaboradas y<br />

reestructuradas, gracias a un excelente y profundo trabajo de campo, que va a convertir la obra de<br />

Quintiliano en un de las mejores sistematizaciones de retórica realizadas a lo largo de todos los<br />

tiempos. El rector hispanorromano Quintiliano es quien ha producido la más ordenada<br />

explicitación del fenómeno retórico en toda su complejidad (T. Albaladejo, 1991: 29)<br />

Quintiliano reconoce cinco partes esenciales en el discurso:<br />

• La invención: investigación y estudio de los materiales que han de manejarse y<br />

también en el conocimiento de los medios que para ello se precisan.<br />

• La disposición: atiende al plan del discurso, de forma que esté construido con el<br />

debido rigor epistemológico y que, según el asunto, se empiece, siga y termine por el<br />

principio, medio y fin<br />

• La elocución: analiza los instrumentos del artista en el lenguaje.<br />

• La memoria: la inclusión de este elemento provocó discusiones que durarían hasta la<br />

el renacimiento. Es una disciplina más propia de la psicología, en este campo<br />

entrarían factores como la mnemotécnica y otros procedimientos semejantes.<br />

• La acción: se refiere al acto mismo de la palabra y se centra en aspecto propios de<br />

este menester: pronunciación, recitación, presencia, ademanes, gestos, etc.<br />

La imagen del retórico como buen orador no es suficiente para Quintiliano, es<br />

imprescindible conocer y manejar estas cinco etapas para lograr persuadir a su auditorio.<br />

La retórica no sólo se ocupa del hablar bien sino que además se preocupa del pensar bien,<br />

de una manera organizada y eficaz: “…la retórica es la ciencia del bien decir, o bien,<br />

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