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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

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La capacidad de persuasión de los medios de comunicación, en esta etapa se nos presenta<br />

como poderosa e infalible. Sólo era necesario hacer brotar alguno de los instintos innatos en el<br />

hombre para conseguir los efectos deseados. En publicidad se intentaba conectar algún instinto<br />

con una determinada marca, de esta manera aparecería la necesidad de comprar este producto, de<br />

manera casi inquebrantable.<br />

La publicidad puede, además de apelar a los instintos del hombre, “educarlos”, crear una<br />

serie de hábitos que favorezcan directamente al producto o servicio. Este aprendizaje va a<br />

posibilitar el desarrollo progresivo de los instintos y su orientación hacia uno u otro objeto, a favor<br />

de un producto u otro, y así, dirigirlo hacia él y no hacia su competencia.<br />

La persuasión por lo tanto esta sujeta a la capacidad, que posean los medios de<br />

comunicación, para despertar estos instintos. Esta predisposición congénita, que posee el hombre,<br />

dejará al receptor indefenso, sin posibilidades de enfrentarse ante unos medios de comunicación<br />

con un poder persuasivo infalible. Los instintos quedan al servicio de la persuasión.<br />

2ª Etapa: Conductista o Neoconductista Mecanicista<br />

En esta segunda etapa, las teorías instintivitas perderán su fuerza frente a un nuevo<br />

concepto nacido de la biología: los impulsos, y defendido bajo el nombre de Escuela Conductistas.<br />

Las teorías de los impulsos toman como base un principio biológico descubierto por Claude<br />

Bernard en 1859, y desarrollado por Walter B. Cannon en 1932, “La homeostasis”: basado en la<br />

tendencia general del organismo encaminada a mantener el equilibrio en las condiciones fisiológicas<br />

internas.<br />

La escuela conductista se inicia con el fisiólogo norteamericano J. Watson y su<br />

“Psychological Review” en 1913. La esencia de la teoría conductista reside en la convicción de que<br />

los estímulos del mundo exterior son la causa de las diferentes manifestaciones de la conducta<br />

humana. Los estímulos pueden reforzarse y combinarse de manera que condicionen y expliquen las<br />

actitudes del hombre.<br />

Dentro de esta corriente existen tres métodos experimentales importantes: el<br />

condicionamiento clásico (representado por Y. Paulov), el operante (personalizado en E. L. Thorndike y<br />

Skinner) y el condicionamiento perceptivo (representado por E. Tolman, que no se desarrollará hasta los años<br />

70 - 80).<br />

Condicionamiento Operante<br />

Las primeras referencias que tenemos de E. L. Thorndike datan del año 1898, año en el que<br />

lleva a cabo unos experimentos con gatos en una “caja de trucos” (jaula dotada con un dispositivo muy<br />

sencillo que permitía abrirla). En esta jaula encerraba a un animal hambriento y colocaba en el exterior<br />

comida.<br />

Después de una serie de intentos desordenados y sin éxito, el animal lograba de forma<br />

accidental accionar el mecanismo de apertura de la jaula y recibía de inmediato la recompensa en<br />

forma de comida. Repitiendo sucesivamente el experimento, el animal iba eliminando las acciones<br />

que resultaban infructuosas, hasta que se producía en él la conexión entre respuesta y mecanismo<br />

de escape que le conducía a la recompensa.<br />

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