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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

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conductual, mientras que para otros la tiene la norma subjetiva. De aquí el comportamiento de<br />

muchos consumidores. (Cuadro 1: Fishbein y Azjen)<br />

Si pudiéramos llegar a conocer en qué casos o para qué tipo de sujetos la intención supera a<br />

la norma o viceversa, llegaríamos a predecir. Esto es lo que busca la teoría de la acción razonada,<br />

la ponderancia de cada uno de estos factores. La fuerza de las creencias del sujeto será primordial<br />

a la hora de analizar la teoría de la Acción Razonada. Sus hipótesis van a depender directamente<br />

de la presunción de dependencia absoluta en las creencias del sujeto. Las creencias van a<br />

fundamentar, tanto la actitud conductual, como las normas subjetivas. Este planteamiento nos<br />

conduce a un nuevo interrogante: ¿Cómo se forman y de qué dependen esas creencias?. Las<br />

respuestas hay que buscarlas en las variables externas.<br />

Tras definir las variables que participan de la conducta, Fishbein se encuentra con un<br />

nuevo problema: ¿cómo controlar las variables? (todas las creencias respecto a los diversos aspectos, todas<br />

las actitudes, todas las normas subjetivas, etc.). Lógicamente esto es casi imposible, por lo que la solución<br />

será trabajar únicamente con alguna de ellas, la que consideran más importante. Según el autor se<br />

consiguen pidiendo el correspondiente listado de las mismas al sujeto, y suelen estar entre cuatro y<br />

nueve.<br />

El esquema aquí planteado, indica cómo la conducta está mediada de múltiples maneras<br />

por diversas variables y a distintos niveles, siendo, sin embargo, decisivas las creencias<br />

correspondientes a cada nivel. Las actitudes van a determinar la conducta, pero no se puede hablar<br />

de un enlace directo entre creencias y conducta. Esta es la mayor contradicción que se encuentra en<br />

esta teoría, ya que si las creencias determinan la actitud y la actitud determina la conducta, las<br />

creencias deberían, a su vez, determinar la conducta.<br />

La clave para controlar la conducta nos la ofrecen resumidas en cuatro elementos,<br />

indispensables a la hora de predecir el comportamiento:<br />

La acción realizada (beber, hacer deporte, ver la televisión).<br />

El objeto de nuestra acción (bebemos Coca - Cola, jugamos a baloncesto, vemos el telediario)<br />

El contexto (bebemos Coca - Cola en un bar).<br />

El tiempo (bebemos una Coca - Cola en un bar en la noche del día 10 de enero).<br />

Es indispensable, para poder predecir cualquier conducta específica, que exista un nivel de<br />

correspondencia entre estos cuatro elementos y la conducta, de lo contrario, no existirá correlación<br />

entre actitud y conducta.<br />

Siguiendo las hipótesis de Fishbein, la comunicación persuasiva eficaz sería aquella que<br />

lograra cambiar las evaluaciones de algunas creencias. Por ejemplo, la creencia de que lo pequeño es<br />

feo y poco útil es echada por tierra por el Renault Twingo, un coche pequeño que se puede aparcar<br />

mejor, con un gran espacio interior, etc.<br />

Son muchas los soportes empíricos que ha recibido este modelo, autores como Sheppard,<br />

HartWick y Warshaw, han realizado diversos estudios en los que ponen en manifiesto su notable<br />

importancia en el ámbito de la teoría de la conducta humana.<br />

Fishbein construyo los pilares de la definición de la conducta, y otros muchos prosiguieron<br />

su trabajo construyendo su propia casa. Tal es el caso de los investigadores Rosenberg y Abelson,<br />

con su Teoría de la consistencia afecto - cognitiva.<br />

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