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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

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de creatividad. Presentarnos este tipo de producto mediante uno de sus componentes básicos<br />

supone toda una hazaña, preguntémonos cuantos receptores serían capaz de reconocer una caña de<br />

azúcar, elemento básico del ron, o los granos de cebada, trigo centeno o avena que son utilizados<br />

en la fabricación del whisky, serían pocos los sujetos que establecieran una relación directa entre el<br />

Brandy y las uvas, a pesar de que el brandy proviene de la destilación del vino. Esta peculiaridad<br />

hace de la publicidad de bebidas un estandarte de la metáfora, como hemos visto con anterioridad.<br />

En el caso de la campaña lanzada por Magno, se utiliza el color del producto, como elemento<br />

distintivo, aplicado sobre un elemento incoloro y asociado directamente<br />

con su consumo: un hielo. El sujeto es capaz de reconstruir la totalidad<br />

del producto, partiendo de una de sus identidades, el color acaramelado<br />

propio de este tipo de bebidas, pero el color debe ir acompañado de algún<br />

elemento, en este caso el elemento es el hielo, se produce de esta forma<br />

una sustitución total del producto, representado tan sólo por un hielo<br />

cuya única peculiaridad es el color semejante al del coñac. La entidad<br />

utilizada para representar al producto no es una cualidad exclusiva de la<br />

marca, sino que por el contrario es uno de los rasgos comunes a todos los<br />

coñac. Podríamos en un principio preguntarnos como es posible que los<br />

Figura 47<br />

creativos hayan elegido este detalle tan universal, la respuesta es<br />

inmediata, el creativo no pretende presentarnos el producto<br />

artísticamente, sino que de forma original logra mostrarnos un producto coherente con la<br />

argumentación. El creativo pretende instaurar nuevos hábitos de bebidas, para ello propone la<br />

sustitución de una bebida, el whisky, por otra: el coñac, coñac que al igual que el whisky puede<br />

consumirse con hielo. El objetivo es educar al consumidor y mostrarle formas, hasta ahora poco<br />

habituales, de consumir el producto, en un intento de ampliar mercado.<br />

El proceso metonímico no es aplicado en esta ocasión con el objetivo de resaltar<br />

características propias y diferenciales del producto, sino que supone la base icónica sobre la que se<br />

construye el mensaje del anuncio, actúa como un elemento integrador entre el producto y al<br />

propuesta suscitada. (Figura 47). La categoría que más se semeja, en la aplicación de las metonimias<br />

de producto al mensaje publicitario; es la categoría de automóvil, en la que encontramos<br />

abundantes casos de metonimias de producto, cuya principal finalidad es resaltar las ventajas del<br />

vehículo. La metonimia es un recurso retórico muy adecuado para la elección y el tratamiento del<br />

detalle, siempre y cuando el detalle sea<br />

pertinente y capaz de representar a la<br />

totalidad.<br />

Las metonimias de producto de esta categoría,<br />

son principalmente elaboradas a partir de una<br />

pieza clave del vehículo. Esta pieza clave<br />

varía en función de las ventajas que el creativo<br />

quiera resaltar en el anuncio: un volante, un<br />

faro, la parte delantera del vehículo, el<br />

interior…y gracias a una pieza del vehículo el<br />

creativo, tiene la oportunidad de presentar la<br />

totalidad del producto. Esta pieza no es<br />

Figura 48<br />

196<br />

elegida al azar sino que su elección forma<br />

parte de los objetivos de la comunicación. Se<br />

busca destacar una ventaja en concreto del vehículo. De tal forma que si se nos presenta el interior

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