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De las revoluciones a la incertidumbre (1959-1990)<br />

257<br />

El análisis del episodio del Llanero Solitario repite las conclusiones<br />

de Para leer: las historietas como promotoras del status quo, defensoras<br />

de las relaciones sociales de producción y del primitivismo idílico,<br />

y denunciantes de los abusos contra la naturaleza y de los efectuados<br />

por determinados agentes del sistema (sin cuestionar nunca el sistema<br />

en sí). Así sintetiza Dorfman sus hallazgos en estos análisis:<br />

“Toda obra subliteraria o producto cultural masivo que utilice la ficción<br />

como fuente de entretenimiento y dominio emocional o intelectual,<br />

se desarrolla siempre de una manera idéntica. Se plantea un<br />

problema central, lo que es posible llamar situación de crisis […] Esa<br />

crisis va a ser derrotada en la obra, porque ha sido definida de antemano,<br />

desde un principio, como una contradicción que tiene salida<br />

en ese mundo específico […] Esa crisis, para tener significado ideológico,<br />

debe estar esbozada en términos que permitan que esta pueda<br />

ser reconocida por el lector como algo que a él le preocupa en su<br />

mundo real […] Cambiar el mundo, para el lector, no aparece como<br />

algo negado en la historieta […] Pero el cambio es solo aparente:<br />

no se altera la realidad ni al Llanero tampoco. Bajo el manto de la<br />

variación, se conserva el mundo tal cual estaba antes de que le fuera<br />

forzoso al Llanero intervenir para purificar esa corrompida atmósfera”<br />

(Dorfman y Jofré, 1974: 41ss).<br />

Sin embargo, Dorfman plantea que existe una “especificidad”<br />

del Llanero: la máscara. A pesar de que hay múltiples superhéroes<br />

enmascarados, el Llanero es el único que no cuenta con un<br />

alter ego, una personalidad anónima. Nunca se quita la máscara.<br />

Su entrega a la justicia es total. Esto extrema la tensión inherente<br />

al quehacer heroico. Debe triunfar a pesar de la máscara. De esta<br />

manera, la historieta reproduce, en palabras de Dorfman, “el mito<br />

de la movilidad social de la burguesía”: si el Llanero puede, por<br />

estar del lado de los buenos, vencer a pesar de su limitación, todos<br />

podemos hacerlo.<br />

Sobre el final del ensayo, Dorfman dedica unas páginas al nacimiento<br />

del Llanero, en torno de la crisis del 30 y del surgimiento del<br />

Welfare State. En este punto, sus características vuelven a hermanarlo<br />

con otros superhéroes dados a luz en esa época: todos vienen a encarar<br />

al Estado en crisis, a presentarlo sin represión ni contradicciones.

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