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De las revoluciones a la incertidumbre (1959-1990)<br />

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no coincide, sin más, con la iglesia institucional, y tiene en su seno a<br />

compañeros de camino que no se consideran cristianos. Hay para ella<br />

la exigencia de escucha, alianza y compromiso con todo movimiento<br />

social, político, económico o cultural que emerja como luchador en<br />

la lógica “reinocéntrica”. Por fin, todo aquello que lleve el nombre<br />

“iglesia” (instituciones, funciones, doctrinas, celebraciones) deberá<br />

evaluarse desde estas coordenadas y no desde criterios autocentrados;<br />

con lo que, todo lo que se muestre fuera de su sintonía habrá de<br />

“convertirse”. Este aspecto de la cuestión fue especialmente elaborado<br />

en el marco del despliegue y recepción del Concilio Vaticano II y<br />

fue particularmente asumido por personas y colectivos que ensayaron<br />

críticas radicales “desde adentro” 2 .<br />

Un tercer rasgo consiste en ser una iglesia popular. La experiencia<br />

de Nicaragua es puesta como plasmación de lo que toda iglesia cristiana<br />

está llamada a ser:<br />

“Lo popular, lo colectivo, lo masivo, marca la experiencia nicaragüense.<br />

Se habla mucho de la participación de los cristianos en la lucha por la<br />

liberación en Nicaragua, quisiera decir que la participación más importante<br />

se dio a nivel popular. Hubo participación cristiana porque<br />

hubo un proceso popular y porque nuestro pueblo es cristiano […] La<br />

experiencia del pueblo nicaragüense es la de un pueblo explotado que<br />

lucha por su liberación, pero también la de un pueblo cristiano que en<br />

el corazón de esa lucha vive, y canta en la misa campesina, su fe en el<br />

Dios de los pobres” (D’Escoto, 1980: 91).<br />

La incorporación de un criterio así está impregnada de consecuencias.<br />

En un sentido, se pone en cuestión la legitimidad de hablar<br />

de iglesia cristiana, cuando en cualquier asamblea que invoque este<br />

nombre tengan lugar opciones, prácticas o plasmaciones institucionales<br />

que no converjan con las alegrías, luchas y sufrimientos de los pueblos<br />

pobres en búsqueda de liberación y vida digna. Mucho menos,<br />

por lo tanto, cuando sus deseos de figuración, comodidad o defensa<br />

de privilegios la lleven a defender los intereses de la burguesía o las<br />

clases dominantes.

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