13.04.2013 Views

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

con sus fingidas lágrimas <strong>de</strong> engañar al mismo Dios y compelerle a castigar a los<br />

buenos. [259]<br />

A estos horrorosos pensamientos hijos <strong>de</strong> una turbada razón, añadía otros quizás más<br />

sacrílegos. Mi enfermedad, que parecía un aviso <strong>de</strong>l cielo, no me había corregido, antes<br />

bien, cuando resucité estaba más intolerante, más soberbia, y proyectaba nuevos planes<br />

para vencer la tenaz contrariedad <strong>de</strong> mi <strong>de</strong>stino. Lejos <strong>de</strong> <strong>de</strong>sconfiar <strong>de</strong> mis fuerzas y <strong>de</strong><br />

acobardarme, tenía fe mayor en ellas y me vanagloriaba, suponiendo una inmediata<br />

victoria.<br />

-Me han ocurrido tantos <strong>de</strong>sastres -<strong>de</strong>cía-, porque he sido una tonta. Pero ahora...<br />

¡Oh!, ahora yo me juro a mí misma que moriré o le he <strong>de</strong> atrapar... Iré a Cádiz.<br />

Cuando esto <strong>de</strong>cía, finalizaba Julio y la temperatura <strong>de</strong> Sevilla era irresistible. El<br />

médico me or<strong>de</strong>nó que buscase en la costa aires más templados.<br />

Los franceses se habían establecido ya en Sevilla, don<strong>de</strong> reinaba un or<strong>de</strong>n perfecto.<br />

En toda España, y principalmente en algunos puntos privilegiados <strong>de</strong> la tragedia, como<br />

Manresa y la Coruña, corría la sangre a raudales. Los dos furibundos partidos se herían<br />

mutuamente con impía crueldad. Pero los ejércitos <strong>de</strong> ambas Naciones no habían<br />

empeñado ninguna lucha verda<strong>de</strong>ramente marcial y grandiosa. [260] El nuestro se<br />

<strong>de</strong>sbandaba como un rebaño sin pastores y el francés iba ocupando las ciuda<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong>sguarnecidas y dominando todo el país sin trabajo y sin heroísmo, sin sangre y sin<br />

gloria. Sus victorias eran ramplonas y honradas, su proce<strong>de</strong>r <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los pueblos,<br />

noble y templado. Era aquel ejército como su jefe, leal y sin genio, un ejército<br />

apreciable, compuesto <strong>de</strong> cien mil buenos sujetos que no conocían el saqueo, pero<br />

tampoco la gloria. ¡Detestable suerte la <strong>de</strong> España!... ¡Haber hecho temblar al coloso y<br />

sucumbir ante un hijo <strong>de</strong>l con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Artois, ante un pobre emigrado <strong>de</strong> Gante!<br />

¡A Cádiz, a Cádiz! Estas palabras compendiaban todo mi pensamiento en aquellos<br />

días. Empecé a disponer mi viaje con gran prisa, y a principios <strong>de</strong> Agosto nada tenía<br />

que hacer ya en Sevilla.<br />

Mi belleza recobraba al fin su esplendor. Y no era esto poco triunfo, porque la<br />

verdad es que me había quedado como un espectro. ¡Con cuánto alborozo veía yo<br />

<strong>de</strong>spuntar <strong>de</strong> día en día la animación, la gracia, la frescura, la viveza, todos los encantos<br />

<strong>de</strong> mi fisonomía, que iban mostrándose, como flores que se abren al cariñoso amor <strong>de</strong>l<br />

sol! Yo no cesaba <strong>de</strong> mirarme al espejo para [261] observar los progresos <strong>de</strong> mi<br />

restauración, y casi casi estoy por <strong>de</strong>cir que me encontraba más guapa que antes <strong>de</strong> mi<br />

enfermedad. Perdóneseme este orgullo vano; pero si Dios me hizo así, si me dio<br />

hermosura y gracias, ¿por qué no lo he <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir para que lo sepan los que no tuvieron la<br />

dicha <strong>de</strong> conocerme?<br />

El con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Montguyon se me presentó en el momento <strong>de</strong> partir para Cádiz. ¡Oh,<br />

feliz encuentro! Mi D. Quijote, que había sido ascendido a jefe <strong>de</strong> brigada, me<br />

acompañó en casi todo el camino <strong>de</strong> Sevilla a la costa, mostrándose en extremo<br />

orgulloso por creer próximo el momento <strong>de</strong> mi <strong>de</strong>finitiva conquista, y yo cuidaba no<br />

poco <strong>de</strong> confirmarle en esta creencia, porque quería tenerle muy dispuesto a servirme en<br />

negocios difíciles. Hablamos también <strong>de</strong> política y <strong>de</strong> la Or<strong>de</strong>nanza <strong>de</strong> Andújar, en que

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!