13.04.2013 Views

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

-Sí, ya lo veo. Es usted una alhaja. El pobre Salvador <strong>de</strong>be <strong>de</strong> estar muy satisfecho<br />

<strong>de</strong> su hermana. Él la aprecia a usted mucho. Me lo ha dicho.<br />

-¡Se lo ha dicho a usted! -exclamó tan vivamente conmovida que casi estuvo a punto<br />

<strong>de</strong> llorar.<br />

-Me lo ha dicho, sí. Él me cuenta todo. Para mí nunca ha tenido secretos.<br />

Sola me miró <strong>de</strong> hito en hito durante un momento, que me pareció <strong>de</strong>masiado largo.<br />

¿Qué había en la expresión <strong>de</strong> su semblante al contemplar el mío? ¿Envidia? No podía<br />

ser otra cosa; pero la apariencia indicaba más bien una resignación dolorosa. Le habría<br />

tenido mucha lástima si no hubiera estado convencida <strong>de</strong> que era una hipócrita.<br />

-Muchas veces me ha hablado <strong>de</strong> usted -proseguí-, elogiándome sus bellas<br />

cualida<strong>de</strong>s para el gobierno <strong>de</strong> una casa. Vea usted <strong>de</strong> qué manera ha venido a<br />

encontrarse sola al frente <strong>de</strong> este hogar vacío, conservándole tan bien para cuando él<br />

vuelva.<br />

-La pobre D.ª Fermina -dijo-, que murió <strong>de</strong> pesadumbre por la pérdida <strong>de</strong> su hijo, me<br />

encargó todo al morir, poniendo en mi [134] mano cuanto tenía y or<strong>de</strong>nándome que lo<br />

guardase y conservase hasta que pareciera Salvador.<br />

-¿Entonces ella no le creía muerto?<br />

-Dudaba. Siempre tenía esperanza -manifestó Solita dando un suspiro-. Yo le<br />

hablaba a todas horas <strong>de</strong> la vuelta <strong>de</strong> su hijo, y, la verdad, siempre tuve esperanza <strong>de</strong><br />

verle entrar en la casa, porque una voz secreta <strong>de</strong> mi corazón me <strong>de</strong>cía que volvería. El<br />

día antes <strong>de</strong> fallecer D.ª Fermina, escribió una larga carta a su hijo... ¡Cuántas lágrimas<br />

<strong>de</strong>rramó la pobre! Yo habría dado con gusto mi vida, porque la infeliz madre viera a su<br />

hijo antes <strong>de</strong> morir. Pero Dios no lo quiso así.<br />

-¿Y esa carta...? -pregunté <strong>de</strong>seosa <strong>de</strong> conocer aquel <strong>de</strong>talle.<br />

-Esa carta la <strong>de</strong>positó en mí D.ª Fermina, mandándome que la entregase a Salvador<br />

en su propia mano, si parecía.<br />

-¿Y si no parecía?<br />

-Doña Fermina me mandó que le buscase por todos los medios posibles, y que si<br />

tenía noticias <strong>de</strong> él y no venía a Madrid, fuese a buscarle aunque tuviera que ir muy<br />

lejos.<br />

-Pero ¿cómo podrá usted empren<strong>de</strong>r esos viajes?, ¡pobrecilla! -exclamé mostrando<br />

una compasión que estaba muy lejos <strong>de</strong> sentir. [135]<br />

-Eso sería lo <strong>de</strong> menos. No me faltan ánimos para ponerme en camino, ni tampoco<br />

recursos con que empren<strong>de</strong>r un largo viaje, porque D.ª Fermina me entregó todos sus<br />

ahorros para que los <strong>de</strong>stinase a buscar a su hijo.<br />

-¡Ah!, entonces... Y para el caso <strong>de</strong> no encontrarlo ¿qué dispuso esa señora?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!