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16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

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-Eso mismo <strong>de</strong>seamos nosotros -me dijo riendo-, y para conseguirlo, enviaremos por<br />

<strong>de</strong>lante algunos centenares <strong>de</strong> bombas. [270]<br />

-¿Dón<strong>de</strong> está el Troca<strong>de</strong>ro? -pregunté corriendo otra vez a la ventana.<br />

-Allí -dijo Montguyon asomándose y alargando el brazo.<br />

Hízome explicaciones y <strong>de</strong>scripciones muy prolijas <strong>de</strong> la bahía y <strong>de</strong> los fuertes; pero<br />

bien comprendí que antes que mostrar sus conocimientos, <strong>de</strong>seaba estar tan cerca <strong>de</strong> mí<br />

como estaba, aproximando bastante su cabeza a la mía, y embriagándose con el calor <strong>de</strong><br />

mi rostro y con el roce <strong>de</strong> mis cabellos.<br />

- XXXIII -<br />

¡Qué aparato <strong>de</strong>splegaron contra aquellas fortalezas que se alzan entre charcos<br />

salubres y que llevan por nombre el Troca<strong>de</strong>ro! Des<strong>de</strong> que llegó Su Alteza a mediados<br />

<strong>de</strong> Agosto, no hacían más que disparar bombas y balas contra los fuertes, esperando<br />

abrir brecha en sus gloriosos muros. ¡Figúrese el buen lector mi aburrimiento!<br />

Consi<strong>de</strong>re con cuánta tristeza y tedio vería yo pasar día tras día sin más distracción que<br />

oír los disparos y ver por las noches las majestuosas curvas <strong>de</strong> los proyectiles. Me<br />

consumía [271] en mi casa <strong>de</strong>l Puerto sin tener noticias <strong>de</strong>l interior <strong>de</strong> Cádiz, ni<br />

esperanzas <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r penetrar en la plaza. Ni parecía aquello guerra formal y heroica<br />

como creía yo que <strong>de</strong>bían ser las guerras y como las que vi en mi niñez y en tiempo <strong>de</strong>l<br />

Imperio. Casi todo el ejército sitiador estaba con los brazos cruzados: los oficiales<br />

paseaban fumando; los soldados hacían menos pesado el tiempo con bailoteo y cantos.<br />

No <strong>de</strong>bo pasar en silencio que el duque <strong>de</strong>l Infantado que llegó <strong>de</strong> Madrid en<br />

aquellos días, me llevó a visitar a Su Alteza, nuestro salvador y el ángel tutelar <strong>de</strong> la<br />

moribunda España por aquellos días. Luis Antonio era un rubio <strong>de</strong>sabrido, cuyo<br />

semblante respiraba honra<strong>de</strong>z y buena fe; pero la aureola <strong>de</strong>l genio no circundaba su<br />

frente. Fuera <strong>de</strong> aquel sitio, lejos <strong>de</strong> aquella <strong>de</strong>slumbradora posición y con otro nombre,<br />

el hijo <strong>de</strong>l con<strong>de</strong> <strong>de</strong> Artois habría sido un joven <strong>de</strong> buen ver; mas no en tal manera que<br />

por su aspecto <strong>de</strong>scollase entre la muchedumbre. Para hallar en él lo que realmente le<br />

distinguía era preciso que un trato frecuente hiciese resaltar las perfecciones morales <strong>de</strong><br />

su alma privilegiada, su lealtad sin tacha y aquel levantado espíritu caballeresco sin<br />

quijotismo que le hacía tan estimable en la Corte <strong>de</strong> Francia. Era valiente, humanitario,<br />

[272] cortés, afable, puntual y riguroso en el cumplimiento <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber. Si estas<br />

cualida<strong>de</strong>s no eran suficientes a formar un gran guerrero, ¿qué importaba? La pericia<br />

militar diéronsela sus prácticos generales y nuestros <strong>de</strong>saciertos, que fueron el principal<br />

estro marcial <strong>de</strong> la segunda invasión.<br />

Angulema me recibió con la más fina <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za y urbanidad; pero <strong>de</strong> todas sus<br />

cortesanías la que más me agradó fue la <strong>de</strong> disponer el asalto <strong>de</strong>l Troca<strong>de</strong>ro. -¡Al fin, al<br />

fin -exclamaba yo-, será nuestro el horrible fuerte que nos abrirá las puertas <strong>de</strong> Cádiz!

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