13.04.2013 Views

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

llevársela <strong>de</strong> este mundo. No se le cayó la casa encima como a D. Felicísimo, sino que<br />

murió <strong>de</strong> repente hacia el último tercio <strong>de</strong>l 68, si no están equivocadas las crónicas.<br />

Aquel día (volvemos a nuestro <strong>16</strong> <strong>de</strong> Julio <strong>de</strong>l 34), D. Benigno fue el último que le<br />

apretó la mano. Después el héroe dio una vuelta por la calle <strong>de</strong> Toledo y plazuela <strong>de</strong> la<br />

Cebada, porque oyó <strong>de</strong>cir que había agitación en aquellos barrios y gustaba <strong>de</strong><br />

curiosear. Un espectáculo horrible le <strong>de</strong>tuvo en su excursión. Vio asesinar cruelmente a<br />

un chico por echar tierra en las cubas <strong>de</strong> los aguadores. Esta travesura frecuente<br />

entonces, se castigaba comúnmente a pescozones. Las cosas habían variado, y los<br />

ángeles traviesos eran tratados como los mis gran<strong>de</strong>s criminales. Cor<strong>de</strong>ro retrocedió<br />

para entrar en la calle <strong>de</strong>l Duque <strong>de</strong> Alba, y en la <strong>de</strong> los Estudios recibió un testarazo<br />

que le hizo saltar <strong>de</strong> la acera al arroyo. El duro objeto que le embistió era un ataúd. Un<br />

hombre le llevaba sobre su cabeza, dando porrazos a cuantos transeúntes hallaba en su<br />

camino.<br />

-¡Bestia! -gritó Cor<strong>de</strong>ro.<br />

Al punto reconoció a Tablas, y suavizando la voz le preguntó:<br />

-¿Para quién es, hermano?<br />

-Para aquella, para aquella -replicó López sin <strong>de</strong>tener el paso. Cor<strong>de</strong>ro vio algunas<br />

mujeres que lloraban. [434]<br />

- XXVII -<br />

Desgreñada, lívida, con los ojos chispeando furia, las manos temblorosas, los <strong>de</strong>dos<br />

tiesos y esgrimidos al modo <strong>de</strong> cuchillos, la boca seca, por ser las voces que <strong>de</strong> ella<br />

salían más bien ascuas que palabras; más parecida a <strong>de</strong>monio hembra que a mujer,<br />

estaba Maricadalso en la puerta <strong>de</strong> una casa humildísima <strong>de</strong> la calle <strong>de</strong>l Peñón. Sus<br />

gritos pusieron en alarma a la calle toda, como las campanadas <strong>de</strong> un incendio, y por<br />

ventanas y puertas aparecieron los vecinos. ¡Qué caras y qué fachas! El gritar <strong>de</strong><br />

Maricadalso era por momentos lastimero y dolorido, a veces amenazador y <strong>de</strong>lirante.<br />

Sus cláusulas sueltas, saliendo <strong>de</strong> la boca en chispazos violentos, no entran en la<br />

jurisdicción <strong>de</strong>l lenguaje escrito, porque lo característico <strong>de</strong> ellas <strong>de</strong>jaría <strong>de</strong> serlo al<br />

separarse <strong>de</strong> lo grosero. Palabras eran <strong>de</strong> esas que matizan y salpimentan las disputas<br />

populares; equivalen al siniestro brillo <strong>de</strong> la navaja en el aire y al salpicar <strong>de</strong> sangre soez<br />

entre las inmundicias que <strong>de</strong> un corazón rudo salen a una boca sedienta <strong>de</strong> injuria. Entre<br />

lo que no pue<strong>de</strong> reproducirse se <strong>de</strong>stacaban estas frases. -¡Mi hija muerta!... ¡Cosas<br />

malas en el agua!... ¡Esos pillos!...<br />

Muchas damas <strong>de</strong> candil, vestigio envilecido <strong>de</strong> las que inmortalizó D. Ramón <strong>de</strong> la<br />

Cruz, ro<strong>de</strong>aron a Maricadalso. Una harpía que grita en medio <strong>de</strong> la calle <strong>de</strong>l Peñón o <strong>de</strong><br />

otra cualquiera <strong>de</strong> aquellos barrios, tiene la seguridad <strong>de</strong> llevar el convencimiento más<br />

profundo al ánimo [435] <strong>de</strong> su auditorio, sobre todo si lo que dice es un disparate <strong>de</strong><br />

esos que no entran jamás en cabeza discreta. Con mágica rapi<strong>de</strong>z, todas las mujeres qua

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!