13.04.2013 Views

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Poco <strong>de</strong>spués Navarro dormía, y en su febril sueño recibió a Su Majestad, le rindió<br />

pleito homenaje; oídas sus ór<strong>de</strong>nes, le llevó consigo al teatro <strong>de</strong> la guerra. Al <strong>de</strong>spertar,<br />

su <strong>de</strong>caimiento era tan gran<strong>de</strong> como si acabara <strong>de</strong> ganar treinta batallas y <strong>de</strong> recorrer a<br />

caballo sin <strong>de</strong>scanso [407] toda Navarra. Ardiente fiebre le consumía, y la inercia <strong>de</strong> la<br />

mitad <strong>de</strong> su cuerpo era casi absoluta. Salvador tenía ya dispuesto todo lo necesario para<br />

llevárselo. No le faltaba más que un salvo-conducto para recorrer sin tropiezo el<br />

territorio dominado por los carlistas, y Zumalacárregui se lo dio aquella noche <strong>de</strong> muy<br />

buena voluntad. Pero un médico que acompañaba al General en jefe vio a Navarro y<br />

examinándole cuidadosamente, aseguró que, si bien el cambio <strong>de</strong> clima le sería <strong>de</strong><br />

grandísima ventaja, no estaba en situación <strong>de</strong> empren<strong>de</strong>r un viaje. Sus días estaban<br />

contados. La parálisis haría pronto nuevas invasiones y los centros nerviosos no tenían<br />

po<strong>de</strong>r para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse. En vista <strong>de</strong> esto resolvió Salvador esperar allí el triste <strong>de</strong>senlace,<br />

aunque tardara algún tiempo; pero no quiso Dios que el martirio <strong>de</strong>l uno y la dolorosa<br />

expectación <strong>de</strong>l otro se prolongasen mucho, porque a la tar<strong>de</strong> siguiente Navarro fue<br />

acometido <strong>de</strong> un acci<strong>de</strong>nte convulsivo, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l cual quedó sin conocimiento. Toda<br />

la noche la pasó así, <strong>de</strong> lo que Salvador y el cura coligieron que entregaba su alma al<br />

Señor, sin <strong>de</strong>cir ni hacer más locuras. Pero por la mañana volvió en su acuerdo, y dando<br />

una gran voz llamó a su hermano y le rogó que se sentara junto a la cama para<br />

respon<strong>de</strong>r a las preguntas que a hacerle iba. Garrote empezó por <strong>de</strong>sperezarse,<br />

estirándose tanto que cada remo parecía dispuesto a arrancarse por sí mismo <strong>de</strong>l tronco<br />

y a caer al suelo por los lados <strong>de</strong> la cama. Las contracciones <strong>de</strong> la cara y el crujir <strong>de</strong><br />

huesos eran como si el hombre <strong>de</strong>spertase, más que <strong>de</strong>l sueño <strong>de</strong> una noche, <strong>de</strong> un<br />

encantamiento <strong>de</strong> siglos. Luego clavó los ojos en su hermano y le dijo:<br />

-Vas a hablarme con franqueza. ¿He hecho muchos disparates? ¿he dicho muchas<br />

neceda<strong>de</strong>s?<br />

-Ni una cosa ni otra -replicó caritativamente Monsalud-. Todos están acor<strong>de</strong>s en<br />

juzgarte bien y es cosa indudable que diriges admirablemente la guerra, llevando la<br />

ban<strong>de</strong>ra absolutista <strong>de</strong> victoria en victoria.<br />

-No, no, no -dijo Navarro <strong>de</strong>mostrando grandísimo dolor-, yo no soy<br />

Zumalacárregui, yo no soy lo que mi cerebro abrasado y enfermo me fingió. De repente,<br />

lo mismo que se rasga un velo, se ha roto en mi cerebro no sé qué cortina <strong>de</strong> telarañas, y<br />

aquí me tienes con una claridad en el pensar y un tino en el discurrir cual creo no los he<br />

tenido en mi vida. Pasmado estoy <strong>de</strong> que un hombre como yo, jamás inclinado a<br />

fantasías ni figuraciones, haya estado por tanto tiempo... y a propósito <strong>de</strong> tiempo... ¿en<br />

qué día vivimos? Vuelvo <strong>de</strong>l país <strong>de</strong> la necedad, don<strong>de</strong> no rigen almanaques. [408]<br />

Salvador le dijo la fecha, y Navarro prosiguió:<br />

-No se han borrado <strong>de</strong> mi mente estos días tristes, pero la noción que tengo <strong>de</strong> ellos<br />

es muy oscura. Sé que he creído ser Zumalacárregui, aunque si he <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirte verdad, aún<br />

en los momentos <strong>de</strong> más exaltada <strong>de</strong>mencia había en el fondo <strong>de</strong> mi alma ciertas<br />

dudas... quiero <strong>de</strong>cir, que no estaba yo completamente seguro <strong>de</strong> ser lo que <strong>de</strong>cía, y mis<br />

dos personas, la verídica y la falsa se confundían y se separaban por momentos... La<br />

manía <strong>de</strong> ser Zumalacárregui nació en mí <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> emularle. Yo vine al Norte<br />

convencido <strong>de</strong> mi valer y seguro <strong>de</strong> formar con las facciones <strong>de</strong> este país un ejército<br />

irresistible. En suma, yo pensaba hacer todo lo que hace Zumalacárregui, y dicho sea sin<br />

jactancia ni locura, creo firmemente que lo habría hecho lo mismo y quizás mejor, si

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!