13.04.2013 Views

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

-Me parece muy bien. Nadie sospechará [<strong>16</strong>6] que el Sr. Carnicero oculta a los<br />

perseguidos <strong>de</strong> la justicia Calomardina... Cochero, a casa <strong>de</strong> Micaelita.<br />

- XVII -<br />

Hacia el promedio <strong>de</strong> la calle <strong>de</strong>l Duque <strong>de</strong> Alba vivía el Sr. D. Felicísimo<br />

Carnicero, <strong>de</strong>l cual es bien que se hable en esta ocasión, no sólo porque se prestó a dar<br />

asilo a la afligida amiga, sino porque dicho señor merece un párrafo entero y hasta un<br />

capítulo. Era <strong>de</strong> edad muy avanzada, pero inapreciable, porque sus facciones habían<br />

tomado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> muy atrás un acartonamiento o petrificación que le ponía, sin que él lo<br />

sospechara, en los dominios <strong>de</strong> la paleontología. Su cara, don<strong>de</strong> la piel parecía haber<br />

tomado cierta consistencia y soli<strong>de</strong>z calcárea, y don<strong>de</strong> las arrugas semejaban los hoyos<br />

y los cuarteados durísimos <strong>de</strong> un guijarro, era <strong>de</strong> esas caras que no admiten la<br />

suposición <strong>de</strong> haber sido menos viejas en otra época. Fuera <strong>de</strong> esta apariencia <strong>de</strong><br />

hombre fósil, lo que más sorprendía en la cara <strong>de</strong> don Felicísimo era lo chato <strong>de</strong> su<br />

nariz, la cual no avanzaba fuera <strong>de</strong> la tabla <strong>de</strong>l rostro más que lo necesario para que él<br />

pudiera [<strong>16</strong>7] sonarse Y la chateza (pase el vocablo) <strong>de</strong>l señor Carnicero era tal que no<br />

se circunscribía al reino <strong>de</strong> la nariz sino que daba motivo a que el espectador <strong>de</strong> su<br />

merced hiciera las suposiciones que vamos a apuntar. Todo el que por primera vez<br />

contemplaba al Sr. D. Felicísimo, suponía que su rostro había sido hecho <strong>de</strong> barro o<br />

pasta muy blanda, y que en el momento en que el artista le daba la última mano, la<br />

máscara se <strong>de</strong>slizó al suelo cayendo <strong>de</strong> golpe boca abajo, con lo que aplastada la nariz y<br />

la región propiamente facial resultó una superficie plana <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la raíz <strong>de</strong>l cabello hasta<br />

la barba. El espectador suponía también que el artista, viendo cómo había quedado su<br />

obra, la encontró graciosa y echándose a reír la <strong>de</strong>jó en tal manera.<br />

Ahora pongamos el santo en su nicho. A esta máscara chata, <strong>de</strong> color <strong>de</strong> tierra,<br />

rugosa y dura, añadamos primero por la parte superior un gorro negro que hasta el<br />

campo <strong>de</strong> las orejas se encaja y tiene su coronamiento en una borlita que ora se inclina<br />

al lado <strong>de</strong>recho, ora al izquierdo. Añadámosle por <strong>de</strong>bajo un corbatín negro a quien<br />

sería mejor llamar corbatón, tan alto que por ciertas partes se junta con el gorro, <strong>de</strong>jando<br />

escapar algunos cabellos rucios, que a hurtadillas salen a estirarse al aire y a la luz,<br />

recordando aún con [<strong>16</strong>8] tristeza suma las grasas olientes que han tenido en el pasado<br />

siglo. Des<strong>de</strong> los dominios <strong>de</strong> la corbata, en cuyas pare<strong>de</strong>s metálicas parece tener cierto<br />

eco la voz <strong>de</strong> D. Felicísimo, pongamos un revuelto oleaje <strong>de</strong> pliegues negros, el cual o<br />

no es cosa ninguna o <strong>de</strong>be llamarse levitón, más que por la forma, por el ligero matiz <strong>de</strong><br />

ala <strong>de</strong> mosca que en las partes más usadas se advierte; <strong>de</strong>rivemos <strong>de</strong> este (9) levitón dos<br />

cabos o brazos que a la mitad se enfundan en manguitos ver<strong>de</strong>s con rayas negras como<br />

los mandiles <strong>de</strong> los maragatos, y hagamos que <strong>de</strong> las bocas <strong>de</strong> esos manguitos salgan,<br />

como vomitadas, unas manos, <strong>de</strong> las cuales no se ven sino diez taponcillos <strong>de</strong> corcho<br />

que parecen <strong>de</strong>dos. El resto <strong>de</strong> la persona no pue<strong>de</strong> verse porque lo ponemos <strong>de</strong>trás <strong>de</strong><br />

la mesa, la cual está cubierta <strong>de</strong> negro hule que en ciertos sitios pasaría por playa, a<br />

causa <strong>de</strong> la arenilla que en ella se extien<strong>de</strong>. Es mesa <strong>de</strong> camilla, y una faldamenta ver<strong>de</strong><br />

la tapa toda honestamente, la cual enagua no se mueve sino cuando el gato entra para<br />

enroscarse en la banqueta junto a los pies <strong>de</strong> D. Felicísimo. Encima <strong>de</strong> la mesa, se ve un<br />

Cristo pequeño atado a la columna, con la espalda en pura llaga y la soga al cuello, obra

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!