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16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

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pasaban; caminé apresuradamente hacia la Lonja y hasta el Alcázar; mi cabeza se movía<br />

sin cesar, dirigiendo la vista a todo semblante humano. ¡Afán inútil!... Yo buscaba y<br />

rebuscaba, y mi hombre no aparecía en ninguna parte... Ya se ve... ¡Las siete <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>!<br />

Se cansaría <strong>de</strong> aguardarme... tendría que hacer...<br />

Volví <strong>de</strong> nuevo a la catedral, recorrila toda, salí, di la vuelta por la Lonja; pero ¡ay!,<br />

si diera la vuelta a toda la tierra, creo que tampoco le encontrara; ¡tal era la horrible<br />

insistencia <strong>de</strong> mi <strong>de</strong>sgracia! Y sin embargo, [233] hasta en las baldosas <strong>de</strong>l piso, en el<br />

aire y en el sonido, hallaba no sé qué indicio misterioso <strong>de</strong> que él me había aguardado<br />

allí largas horas. Esto era para morir.<br />

Después <strong>de</strong> mucho correr, senteme en un banco <strong>de</strong> piedra junto a la Lonja. Tanto me<br />

enfadaba la gente que veía regresar <strong>de</strong>l Alcázar y <strong>de</strong> la puerta <strong>de</strong> San Fernando, que si<br />

las llamas <strong>de</strong> furor que abrasaban mi pecho fueran materiales, <strong>de</strong> buena gana hubiera<br />

vomitado fuego sobre los que pasaban ante mí. Venían <strong>de</strong> ver partir al Rey loco.<br />

Muchos se lamentaban <strong>de</strong> que se tratase <strong>de</strong> tal suerte al Soberano <strong>de</strong> Castilla.<br />

¡Menguados!, ¿por qué no tomaban las armas? Sí, ¿por qué no las tomaban? Me habría<br />

gustado ver a todos los habitantes <strong>de</strong> Sevilla <strong>de</strong>strozándose unos a otros.<br />

La Giralda cantó otra hora, no sé cuál, y entonces me <strong>de</strong>cidí a tomar nueva<br />

resolución.<br />

-Vamos a su casa -dije a Mariana.<br />

-Es <strong>de</strong> noche, señora -repuso.<br />

La infeliz no quería alejarse mucho <strong>de</strong> la casa. Pero no le contesté y nos pusimos en<br />

camino para la calle <strong>de</strong>l Oeste.<br />

-¿Y si no está? -indicó mi criada-. Porque es muy posible que con estas cosas...<br />

-¿Qué cosas?<br />

-Estas revoluciones, señora. [234]<br />

-Si no hay nada.<br />

-Pues... como se han llevado al Rey <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> volverle loco... En el patio <strong>de</strong> la<br />

catedral <strong>de</strong>cía uno que tendremos revolución mañana, cuando se marche el Gobierno;<br />

porque el Gobierno se marchará.<br />

-Déjalo ir: no nos hace falta. Date prisa.<br />

-Pues yo creo que nos llevaremos otro chasco.<br />

-Si no está en su casa le esperaré.<br />

-¿Y si no vuelve hasta muy tar<strong>de</strong>?<br />

-¡Hasta muy tar<strong>de</strong> le esperaré!

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