13.04.2013 Views

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

esos frailunos trajes. Faltaría a mi conciencia si dijese otra cosa; yo aborrezco ahora la<br />

institución como la aborrecí toda mi vida, por creerla altamente perniciosa al bien<br />

público. Ahí están mis discursos para el que quiera conocer mis argumentos. Pero esto<br />

no quita que yo haga distinciones entre cosas y las personas, y así me apresuro a<br />

<strong>de</strong>cirles que si a los frailes en general les <strong>de</strong>testo, a Vuestras Paternida<strong>de</strong>s les respeto en<br />

su calidad <strong>de</strong> sacerdotes y les agra<strong>de</strong>zco los auxilios que han venido a prestarme.<br />

A<strong>de</strong>más, <strong>de</strong>bo recordar que ayer, hallándome en mi calabozo, traté groseramente <strong>de</strong><br />

palabra a uno <strong>de</strong> los que me escuchan, no sé cuál era. Estaba mi alma horriblemente<br />

enar<strong>de</strong>cida por creerse víctima <strong>de</strong> maquinaciones [304] que tendían a <strong>de</strong>sdorarla, y no<br />

supe lo que me dije. Los hombres <strong>de</strong> mi temple son muy imponentes en su grandiosa<br />

ira. Entiéndase que no quise ofen<strong>de</strong>r personalmente al que me oía, sino apostrofar al<br />

género humano en general y a cierto instituto en particular. Si hubo falta la confieso y<br />

pido perdón <strong>de</strong> ella.<br />

El padre Alelí, aprovechando el <strong>de</strong>scanso <strong>de</strong> Sarmiento, tomó la palabra para <strong>de</strong>cirle<br />

que tuviese presente el sitio don<strong>de</strong> se encontraba, y rompiese en absoluto con toda i<strong>de</strong>a<br />

<strong>de</strong>l mundo para no pensar sino en Dios; que recordase cuál trance le aguardaba y cuáles<br />

eran los mejores medios para prepararse a él; y finalmente, que ocupándose tanto <strong>de</strong><br />

vanida<strong>de</strong>s, corría peligro <strong>de</strong> no salvarse tan pronto y <strong>de</strong>rechamente como <strong>de</strong> la limpieza<br />

<strong>de</strong> su corazón <strong>de</strong>bía esperarse. A lo cual D. Patricio, volviéndose en el sillón con mucho<br />

aplomo y seriedad, dijo al fraile que él (D. Patricio) sabía muy bien cómo se había <strong>de</strong><br />

preparar para el fin no lamentable sino esplendoroso, que le aguardaba, y que por lo<br />

mismo que moría proclamando su i<strong>de</strong>al divino, pensaba morir cristianamente, con lo<br />

cual aquél había <strong>de</strong> aparecer más puro, más brillante y más ejemplar.<br />

Esto <strong>de</strong>cía cuando llegaron los hermanos <strong>de</strong> la Paz y Caridad, caballeros muy<br />

cumplidos [305] y religiosos que se <strong>de</strong>dican a servir y acompañar a los reos <strong>de</strong> muerte.<br />

Eran tres y venían <strong>de</strong> frac, muy pulcros y atildados, como si asistieran a una boda.<br />

Después que abrazaron uno tras otro cordialmente a D. Patricio, preguntáronle que<br />

cuándo quería comer, porque ellos eran los encargados <strong>de</strong> servirle, añadiendo que si el<br />

reo tenía preferencias por algún plato, lo <strong>de</strong>signara para servírselo al momento, aunque<br />

fuese <strong>de</strong> los más costosos.<br />

Sarmiento dijo que pues él no era glotón, trajeran lo que quisieran, sin tardar mucho,<br />

porque empezaba a sentir apetito. Des<strong>de</strong> los primeros instantes los tres cofra<strong>de</strong>s<br />

pusieron cara muy compungida, y aun hubo entre ellos uno que empezó a hacer<br />

pucheros, mientras los otros dos rezaban entre dientes; visto lo cual por Sarmiento, dijo<br />

muy campanudamente que si habían ido allí a gimotear, se volviesen a sus casas, porque<br />

aquella no era mansión <strong>de</strong> dolor, sino <strong>de</strong> alegría y triunfo. No creyendo por esto los<br />

hermanos que <strong>de</strong>bían abandonar su papel oficial, comenzaron a soltar una tras otra las<br />

palabrillas emolientes que eran <strong>de</strong>l caso y que tantas veces habían pronunciado, verbigratia...<br />

«Querido hermano en Cristo, la celestial Jerusalém abre sus puertas para ti»...<br />

«Vas a entrar en la morada [306] <strong>de</strong> los justos»... «Ánimo. Más pa<strong>de</strong>ció el Re<strong>de</strong>ntor <strong>de</strong>l<br />

mundo por nosotros».<br />

-Queridos hermanos en Cristo -dijo el reo con cierta jovialidad <strong>de</strong>licada-. Agra<strong>de</strong>zco<br />

mucho sus consuelos; pero he <strong>de</strong> advertirles que no los necesito. Yo me basto y me<br />

sobro. Así es que no verán en mí suspirillos, ni congojas, ni babas, ni pucheros... Me<br />

gusta que hayan venido, y así podrán <strong>de</strong>cir a la posteridad cómo estaba Patricio<br />

Sarmiento en la capilla, y qué bien revelaba en su noble actitud y reposado continente

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!