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16 a 20 - Weblog de Francesc Martínez Mateo

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se diferenciaba <strong>de</strong> su pastor en lo <strong>de</strong> liberal, y se le parecía en que era aragonés. Pue<strong>de</strong><br />

suponerse lo que sería una pen<strong>de</strong>ncia clerical y política entre dos aragoneses <strong>de</strong> sotana.<br />

El obispo tenía, entre otros <strong>de</strong>fectos, el <strong>de</strong> los modos ásperos, los procedimientos<br />

brutales y las palabras <strong>de</strong>stempladas; el cura, sobre todas estas máculas, tenía la <strong>de</strong> ser<br />

algo más presbítero <strong>de</strong> Baco que sacerdote <strong>de</strong> Cristo. Resistiose el cura a <strong>de</strong>jar la<br />

parroquia (que precisamente estaba a cuatro pasos <strong>de</strong> la taberna); insistió el obispo,<br />

salieron a relucir mil zarandajas, canónicas <strong>de</strong> un lado, liberalescas <strong>de</strong> otro, y al fin,<br />

vencido el subalterno, escapó una noche antes <strong>de</strong> que le cayera encima el brazo secular;<br />

pero como hombre <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as filosóficas, pensó que los libros parroquiales, por ser<br />

expresión <strong>de</strong> la verdad, <strong>de</strong>bían estar, como la verdad misma, en el fondo <strong>de</strong> un pozo, y<br />

<strong>de</strong> aquí la pérdida <strong>de</strong> los tales libros.<br />

De or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Su Ilustrísima hízose una información en el pueblo para restablecer los<br />

libros, y al cabo <strong>de</strong> algunos meses, D. Benigno supo por Carnicero que en la partida <strong>de</strong><br />

bautismo [304] no había ya dificulta<strong>de</strong>s. Pero el Demonio, que siempre está inventando<br />

diabluras, hizo que apareciese nueva contrariedad. Uno <strong>de</strong> los libros <strong>de</strong>l registro <strong>de</strong><br />

matrimonios se había conservado y en el tal libro constaba que una Soledad Gil <strong>de</strong> la<br />

Cuadra había contraído nupcias en 1823. Indudablemente no era esta Soledad nuestra<br />

simpática heroína; pero mientras se ponía en claro, ji, ji, (así lo <strong>de</strong>cía D. Felicísimo a su<br />

cliente Cor<strong>de</strong>ro) había <strong>de</strong> pasar algún tiempo, siendo quizás preciso llevar el asunto a un<br />

tribunal eclesiástico, pues estas <strong>de</strong>licadas cosas no son buñuelos, que se hacen en un<br />

segundo.<br />

Así, entre obispos y curas aragoneses, pozos llenos <strong>de</strong> libros, agentes eclesiásticos y<br />

torna y vuelve y daca, el héroe <strong>de</strong> Boteros sufrió el martirio <strong>de</strong> Tántalo durante un año<br />

largo, pues hasta el verano <strong>de</strong> 1832 no se allanaron las dificulta<strong>de</strong>s. Cuando D.<br />

Felicísimo escribió a Cor<strong>de</strong>ro participándole este feliz suceso añadía que sólo faltaba<br />

una firma <strong>de</strong>l señor Obispo Abarca para que todo aquel grandísimo lío terminase.<br />

Durante esta larga espera la familia <strong>de</strong> Cor<strong>de</strong>ro continuaba sin novedad en la salud y<br />

en las costumbres. El invierno lo pasaron en Madrid para aten<strong>de</strong>r a la educación <strong>de</strong> los<br />

niños y a la tienda, que D. Benigno juró no [305] abandonar mientras el edificio <strong>de</strong> sus<br />

felicida<strong>de</strong>s no fuese coronado con la gallarda cúpula <strong>de</strong> su casamiento. Des<strong>de</strong> la<br />

primavera se trasladaron todos a los Cigarrales, acompañados <strong>de</strong> Alelí que cada día<br />

tomaba más afición a la familia y se entretenía en enseñar a Mosquetín a andar en dos<br />

pies.<br />

Innecesario será <strong>de</strong>cir, pero digámoslo, que D. Benigno, si bien trataba<br />

familiarmente a Sola, no traspasó jamás, en aquella larga antesala <strong>de</strong> las bodas, los<br />

límites <strong>de</strong>l <strong>de</strong>coro y <strong>de</strong> la dignidad. Se estimaba <strong>de</strong>masiado a sí mismo y amaba a Sola<br />

lo bastante para proce<strong>de</strong>r <strong>de</strong> aquella manera <strong>de</strong>licada y caballerosa, magnificando su ya<br />

magnífica conducta con el mérito nuevo <strong>de</strong> la castidad. Ni siquiera se permitía tutear a<br />

su prometida, porque el tuteo, <strong>de</strong>cía, trae insensiblemente liberta<strong>de</strong>s peligrosas, y<br />

porque el <strong>de</strong>coro <strong>de</strong>l lenguaje es siempre una garantía <strong>de</strong>l <strong>de</strong>coro <strong>de</strong> las acciones.<br />

En este tiempo ocurrió también la dispersión <strong>de</strong> algunos personajes muy principales<br />

<strong>de</strong> esta historia. Salvador se fue a Andalucía don<strong>de</strong> encontró abundancia <strong>de</strong> cuadros y<br />

antigüeda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> mérito. Luego subió por Extremadura a Salamanca, vino a Madrid, en<br />

febrero <strong>de</strong> 1832 a exigir a Carnicero el cumplimiento <strong>de</strong>l pacto, y habiendo ocurrido<br />

ciertas [306] dilaciones, celebraron un nuevo pacto-prórroga, que terminó cuatro meses

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